¿Quién más adecuado para mostrar un camino que una madre? Día nublado y frío en la cordillera de Apaneca, agotado por la carga laboral y casi sin fuerzas para mantenerme despierto me baje del bus en la entrada de Apaneca. Me encuentro caminando hacia mi destino, la casa de la juventud, doy dos pasos y resuenan las campanas, pensé "me están llamando", seguí caminando y me encontré frente a la iglesia colonia, ¿Debería entrar? me pregunte, una voz interna me dijo entra, así que entre y detrás del altar estaba ella, su imagen, hecha de bronce y con un gesto muy dulce, "ah eres tú me dije", di dos pasos más dentro de la iglesia y una perra me salió a saludar, muy gentilmente me llevo a mi asiento y se quedó conmigo, me senté y empecé a orar por las personas que tengo como misión de orar por sus intenciones, algunas de ellas no saben que lo hago pero eso es otra historia... comienza a llegar gente a la iglesia, por lo general gente muy mayor y un par de hermanas josefinas, "hasta que uno está en las ultimas se dedica a los asuntos del señor" me dije, miro atrás mío y esta el sacerdote vestido de negro y con su clerical, "ya hay pocos que lo usan" me dije, empezó la misa, me sentía tan pequeño dentro del enorme templo renovado tras los terremotos del 2001, es el tiempo de leer el evangelio, y es ahí donde tres palabras resuenan con gran impacto para mi alma "apacienta mis ovejas", me sentí totalmente aludido, eran para mi esas palabras, "así que tú me trajiste acá para que escuchara estas palabras de tu hijo" le dije a la imagen, termino la misa, y ya no me sentía cansado, ni derrotado, había una llama en mi pecho, Él que desde el bautismo me había enviado hoy me recordó lo que debo hacer "apacentar sus ovejas", además en la actividad que tuve las palabras salían fluidamente de mi boca, convencía y animaba a los participantes para que realizaran las cosas, ellos quedaron contentos y animados de participar aún más. Hago esta anotación porque yo soy tímido y tartamudo pero Él vence mis defectos.
Al final regrese a la iglesia me arrodille en el atrio, di gracias por todo lo que había pasado y le volví a pedir por las mismas personas.
Todo esto empezó con un rosario hecho desde la debilidad y el sueño durante un viaje en el bus.
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