lunes, 22 de enero de 2018

El hombre en la temporalidad de la Iglesia


El hombre es enviado por Dios, Padre e Hijo y Espíritu Santo, a colaborar con el amor para transmitir la Buena Nueva. Sigue entregándose a Dios dando a Dios a los demás (Hablando con Dios y de Dios). Por la gracia de lo Alto le viene al hombre sus dones y carismas para el servicio de la humanidad en la Iglesia. Servimos a Dios en los demás. Nuestro bautismo nos capacita a esta misión, somos enviados desde los sacramentos de iniciación cristiana a ser coherentes con la fe que profesamos. 

¡Basta de tanto folclor! 

Ser lo que decimos no sòlo presumirlo. Servir, no al criterio puritano de los demás, sino por amor, a Cristo en nuestros hermanos. Esto exige de mí un compromiso. La obligación y el deber de ser ejemplo. Muchas palabras sin evidencia quedan vacías, huecas, más no en el olvido. Ejemplo no segùn el criterio ajeno, sino de pecador que confía en Dios y se convierte en el día a día desde lo cotidiano.

Pronto oiremos... “convièrtete y cree en el Evangelio”...

No usemos el disfraz de cristiano. Lidiemos con nuestras flaquezas en la perspectiva de las virtudes teologales. 

Josè Mendoza, OP


domingo, 7 de enero de 2018

La actitud para la venida del Mesìas

El Papa Francisco ha señalado tres aspectos: oraciòn, gratitud y alegrìa. ¿Cuales estamos viviendo?

Preferì esperar al termino de la navidad en la actual octava de la Epifanìa, pues olvidamos con facilidad nuestros maravillosos propósitos de año nuevo y se desvanecen con las luces y los arreglos. 

Nuestra oración ha de ir de la mano con la vida sacramental, no floja ni permisiva en el exceso del descanso. La gratitud se demuestra con nuestro servicio y, la alegría, en dar sin esperar nada a cambio con generosidad.

¿A caso celebramos fechas o hechos? Obvio que hechos, no nos enfrasquemos tanto en la fecha del calendario civil, en el tiempo que ya pasó, no perdamos de vista la actitud cual hijos de Dios en la llegada del Mesìas anunciado (Is. 7, 14). Nuestra conversión apenas empieza.

Josè R. Mendoza, OP