La fe es un don sobrenatural, gracia recibida en el bautismo. Pero, todo regalo conlleva una tarea pendiente. La fe sólo la podemos recibir de Dios, las demás virtudes cardinales son accesibles mediante la práctica constante. Pedirle a Dios que nos aumente la fe en esos momentos de dificultad sería lo màs correcto, siempre.
Pero como dije, todo don lleva una tarea que cumplir, la fe no es la excepción. Dado que uno de nuestros deberes hacia la fe es conocer sus fundamentos, para poder amarla y perseverar en ella, defendiéndola (Apologètica) correctamente. De eso nos habla Sn. Pablo en la 2 lectura de hoy: "Conforma tu predicación a la sòlida doctrina (no mezclada con ninguna ideología) que recibiste de mi (predicación apostòlica/ Divina Tradiciòn de la Iglesia) acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo".
El profeta Habacuc nos habla de nuestra actitud ante las dificultades que, humanamente, conlleva mantener la fe: "si se tarda, espéralo, pues llegarà sin falta".
Volviendo nuestra mirada al Evangelio, Jesùs concluye con una virtud indispensable para que nuestra fe sea grata a sus ojos: "Cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan "no somos màs que siervos, sòlo hemos hecho lo que teníamos que hacer".
Dios lo ha hecho todo, de èl procede todo bien, toda inspiración al bien y toda obra buena. A èl sea el honor, el poder y la gloria por siempre.
"Señor, robustece mi fe"
Josè R. Mendoza
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