lunes, 22 de junio de 2015

En uno de mis viajes de misión a Nicaragua...


Fui la piedra (9/11/13)

“La vida de un misionero no está llena de seguridad, sino que caminas en lo oscuro de las dudas buscando oír la voz de Dios, entre el bullicio de la vida, que te guía,  y al final Él lo hace todo” (José Miranda, laico dominico)

En mi vida, ser Iglesia, desde hace 20 años ha sido lo importante, incluso supera las emociones y sueños de felicidad que pude tener. La vida nos ofrece oportunidades de mostrar que somos lo que decimos ser. De ahi que la catolicidad no se puede entender como un mero título, sino cual condición propia del bautizado cristiano. Esta historia se desarrolla como la campaña de salud visual que se realizò a fines del año, es un viaje fuera de agenda, en el cual no tuve los compañeros de siempre ni derecho a viáticos, sino amigos nuevos, un mormón (el optometrista) y otra evangélica (su asistente) y de lo demás, se encarga Dios... por cierto, no esperes una narrativo tipo película. Las cosas sucedieron como debieron suceder. 

Del viaje desde El Salvador hasta Nicaragua

Vamos entre muchos atascos y hemos caminado por un sendero difìcil, tras la travesìa del viaje, una rastra volcada, aduanas conflictivas y uno que otro policía que te ve con cara de dinero, al fin entramos a Nicaragua casi alas 4 pm.

Luego de reportarme con p. Alejandro, párroco de San Lorenzo en Somotillo hemos dado el paso hacia Chinandega en donde nos espera Fray Javier en el Convento Sn. Luis Beltrán, OP. Somos recibidos con gran afecto, tenemos casa a nuestra disposición y con piscina incluida, misma que no usaremos por que no disponemos de la ropa más adecuada.

En Somotillo, el trabajo fue arduo, en la lista esperábamos a 106 personas y terminaron siendo 116, todos salieron con sus anteojos en mano y felizmente atendidos, agradecidos y agradeciendo.

Pero mi experiencia no es precisamente esta.

El dìa sàbado, durante la mañana y viendo diversos casos de gente que necesitaba pero no se había anotado y asì otros más, me sentía sofocado… quizás por cobarde me alejé. Pasé a la Capilla del Santìsimo y me refugiè. Guardè silencio, me puse a orar y a pedirle perdòn a Dios por no saber discernir. Quizás dos o tres minutos habìan pasado, el tiempo no se siente, recordaba los rostros de las personas en su necesidad y, una voz en mi mente resonaba “El pastor debe estar con sus ovejas”. Entendí que Dios no querìa que yo hiciera algo, todo lo había hecho Èl. Mi deber era estar ahí. Y eso hice. Ayudé en lo poco que pude y charlé un buen rato con el p. Bismark, párroco de Cinco Pinos, comunidad a más de 40 minutos de Somotillo que se habìan hecho presente.
El hombre es útil en la medida que Dios quiere (por su Gracia) y aùn una piedra haciendo cuña en la puerta hará el paso fàcil para aquellos que están cansados de caminar, asì que ese fui yo, una piedra haciendo cuña en la puerta.

Hemos sido dados a la vida para dar la vida por los demás, como Cristo, a quien se le reconoce su Mesianismo desde el bautizo y lo manifiesta desde la Realeza en la Cruz del Calvario. Lo que celebramos hoy Domingo 24 de nov. de 2013, la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

Recuerdo a las personas pasando frente a mì y diciendo “gracias” a lo cual les respondía: “a Dios, las gracias a Dios”.  Yo no hice nada y lo mucho que otros dicen, es tan poco que ni merece contarse.

Ya en León la cosa cambia, estoy más desocupado como para dedicarme a atender unos menesteres personales: Oír Misa en el Santuario de la Merced, concluyendo el año litùrgico y asì alcanzando las Indulgencias Plenarias, entregar una encomiendo de Fray Federico a Doña Carmen y mi pequeño retiro de Silencio.

Uno cree que extrañará aquellas cosas que nos hacen felices y esos momentos y emociones de los que llegamos a depender para sentirnos vivos pero, cuando vengo acá y regreso a mi casa, extraño más las carencia que tuve. Aprendí que la dignidad està más allà de lo material. Es la codicia  lo que nos reduce. Cuando no podemos ver sino sòlo el valor cuantitativo, entonces, somos verdaderamente unos miserables. 

Mañana de vuelta a El Salvador, con una misión cumplida y muchas más en puerta. En esas quizás ya no seré ni piedra, pero lo fui en esta. Este es mi fin del Año de la Fe e inicio de Adviento…VIVA CRISTO REY!!!!!!!

José Miranda
laico dominico

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