“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.” (Mt. 11, 28)
Hagámos las preguntas correctas, ¿quièn màs cansado que aquellos que conviven con nuestras malas actitudes o el mal genio?, esos que deben "soportar" de primera mano lo que somos tras el telòn del "buen hermano"? En esta nuestra naciòn de El Salvador, estamos cansados y agobiados, pero no por las maras, este es un fenòmeno social que, tarde o temprano, llegarà a su fin. Nos venimos desangrando desde hace años por la falta de sana convivencia. El irrespeto, la carencia de misericordia, la simple buena educación y cordialidad es ya poco visible en el dìa a dìa. Y a no ser que seas del "grupo de los elegidos", nadie se esmera por nadie. El absurdo, andar buscando a un salvadoreño comprometido en amor a su pròjimo, como si el altruismo fuese la medida idònea dictada por Dios. El Señor nos mandò a perdonar setenta veces siete. En la Iglesia se cumple este bello mandato. Nosotros, pecadores, somos quienes ofendemos al Señor, una y otra vez, pero aun asì, si acudimos a la Iglesia encontramos perdòn y una sonrisa que nos acoge en perenne bienvenida.
El Señor nos otorgue descansar en su casa, bajo los sacramentos y la oraicòn, ya que sus promesas siguen cumplièndose hoy.
Que este dìa, celebraciòn de nuestra Madre bajo la advocaciòn del Carmen, sea para nosotros la oportunidad perfecta de asumir un nuevo reto, encarar nuestras emociones y pedir por su intercesiòn, la gracia necesaria para perseverar en santidad.
Construyamos puentes de convivencia, justicia y paz.
Josè Miranda, laico dominico.
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