sábado, 10 de diciembre de 2016

Discernir en los tiempos modernos

Saludos y gracias por leer nuestro blog. Me disculpo por lo poco asiduo de nuestras publicaciones, el tiempo nos absorbe y no siempre es bueno llenar de cualquier cosa la mente de la gente. Procuraré hacer presencia al menos cada quince días.

Ultimamente he leído muchos comentarios sobre publicaciones mías en las redes sociales. En la mayoría de casos son cuestiones doctrinales en asuntos de moral. Digo y sostengo que en lo cotidiano tus gustos son tuyos, se respetan pero, en doctrina y  moral, la verdad no es negociable. Y esto debido a que la Verdad es una persona concreta. 

Recuerdo haber oído en una conferencia a la que asistì, impartida por mons. Delgado, sobre la vida de Mons. Romero y previo a su beatificación, que èl decía: "Mi criterio es el Magisterio". Curioso, porque para decir algo semejante primero se ha de conocer la cuestión sobre la que se afirma, esto no se logra sin vida de estudio y oración, partiendo del ejercicio asiduo de virtudes como la humildad y una vida ordenada. En nuestra ignorancia podemos hacer afirmaciones irresponsables o bien, sin prever la intención del otro. En eso yo caigo muy seguido. Por eso prefiero ver como se va desenvolviendo la trama en general. 

Las cosas pueden ser o no a mi parecer, estar o no en mi tiempo, carecer incluso de toda buena intención, pero, descubriendo la trama, develamos a Dios que se vale de circunstancias y personajes cuestionables como Nabucodonosor, el Rey Darío, Ciro de Persa, incluso de Antìoco Epifanes y Alejandro Magno, para proponer un escenario fértil a la venida mesiánica de su Hijo, nuestro Salvador.
¿Es que Dios se goza del dolor, de nuestros conflictos, del desorden moral? No. Sin embargo, es soberano y como bien nos dicta la sentencia, "Yavè dice".

¿Conviene cuestionar a Dios? Antes cuestionémonos a nosotros mismos, y veamos que tan en sintonía estoy con las enseñanzas del Magisterio, si me he esmerado en conocerlas, no como autodidacta quien se lee párrafos por aquí y por allá, definiendo lo que le parece y lo que no (una fe a la carta), sino más bien, partiendo de una formación ordenada y orgánica (Catecismo de la Iglesia Católica) 

¿Todo sacerdote esta resueltamente en lo correcto? Triste pero cierto, hace mucho daño la visión pastoral irresponsable de algunos miembros del clero. Pero hacer esto requiere que comprendamos la visión ontológica del bien y el mal. Sugiero mucho leer a Sn. Agustín en su obra "De las costumbres de la Iglesia"

Entonces, ¿soy yo dueño de la verdad? Más bien me dejo poseer por la verdad (por los méritos de Cristo desde mi bautismo)

El problema del relativismo es que nada es absoluto, todo es relativo, y esto en sí, es un absoluto. 

Me despido, espero tus comentarios, serán leídos con objetividad. 

José R. Miranda, OP

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