Desde que tengo uso de razón los videojuegos han sido parte de mi historia de vida,
tanto que me ha marcado la infancia, preadolescencia y adolescencia. Y no es de
extrañar ya que al parecer pertenezco a la generación “millennials”(Así son conocidos
los que nacieron entre 1980 y 1996). Pasaba largas horas de mi vida frente a consolas
de videojuegos, tratando d e entretenerme y matar el tiempo.
Cada vez que iba a los videoclubs(como le llamaban a los lugares donde alquilan la
consola de videojuego por hora) me entraba los deseos de escaparme del mundo en el
cual vivía para transportarme en un lugar donde al parecer tenía el control de todo y
buscaba ser el mejor de todos. En especial en fútbol. Tiempos muy lindos, pero
quisiera tocar un tema muy especial en los videojuegos y que más allá de todos los
riesgos que suponen los videojuegos que podrás encontrar en numerosas páginas de
internet como la dependencia, aislamiento, adicción, entre otros...:
“El gran problema de los vi deojuegos -frente a la televisión - es que los videojuegos, como consecuencia de su estructura repetitiva y de recompen sa, podrían generar una dependencia de los mismos que llevaría a los niños a estar constantemente pendientes del videojuego a lo largo del día.
Todo esto acarrea una gran pérdida de tiempo, dificultades para llevar a cabo adecuadamente
los deberes escolares, falta de atención y concentración durante las horas de clase y un
co mportamiento de aislamiento en la propia escuela.
La adicción puede ser de tal intensidad que esté presente durante cualquier actividad que lleve
a cabo durante el día: bien sean actividades manuales como comer o vestirse, o intelectuales,
como los deberes escolares. Todo esto lleva al niño a perder contacto con la realidad social,
emocional y familiar.”
(Tomás Ortiz Alonso. Catedrático.
Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica.
Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid)
Lo que me gustaría profundizar en este documento es sobre el “entretenimiento”. Dado que es lo que persigue las personas cuando compran consolas de videojuegos. Por algo se mueve millones de dólares en esto y por algo mucha gente pasa gran parte de su vida entreteniendose. Quiero decir el entretenimiento es mucho más que un pasar el tiempo. Casi se podría decir que resolvemos las necesidades porque la necesidad de entretenernos nos mueve a ello.
No es nuevo, según Fray Nelson Medina:
“Los antiguos monjes canonizaron la expresión “vacare Deo” para indicar cómo la
liberación de los trabajos llamados serviles era una especie de requisito para que el
monje pudiera ocupar su tiempo en otras cosas, se supone que el cultivo de otras
áreas de su espíritu, a través de la lectura o la meditación, se supone. Esa necesidad
de estar libre de necesidades tiene un poder enorme, como lo reflejan varias cosas, si
miramos bien.
Hagamos el ejercicio mental de quitar los entretenimientos de una sociedad como la
Occidental. Tendríamos que derribar cines y teatros, discotecas y casinos, y también
estadios, canchas, seguramente parques... Casi parece que la ciudad ha nacido del
comercio pero su finalidad es la libertad de no tener que hacer nada: “vacare”...”
Miremos la programación típica de la televisión. Se puede hablar de buen o mal gusto
pero lo que no se puede dejar de ver es que la inmensa mayoría de los contenidos
apuntan simplemente a entretener. En la mayoría de los casos con programas basura,
adoctrinando a la población con ideologías peligrosas, a través de escenas sexuales,
documentales o programas con mensajes implícitos, etc.
Y es curioso ese verbo mismo: entretener. Da la idea de algo temporal y provisional,
como cuando una persona tiene que hacer su turno en la sala de espera mientras el
doctor lo llama. “Entonces la persona se “entretiene” por ejemplo leyendo algo liviano,
intrascendente quizá. El fin del entretenimiento debería ser eso: ocupar nuestro tiempo
mientras llega el plato fuerte. El problema es que muchos no saben qué podría ser un
plato realmente fuerte y por eso se quedan con entremeses y todo su tiempo es
entretenimiento.”
“De modo más formal uno puede preguntar si el entretenimiento es un medio, como lo
sugiere la sala de espera del consultorio, o es un fin, como lo sugiere el que una vez
resueltas lo que consideramos “necesidades” entonces sí nos dedicamos... ¡a
entretenernos! ¿Qué hay en el fondo de todo esto?”
Me parece que algunas veces hay un naufragio existencial y egoísmo que nos impulsa
a encerrarnos en nosotros mismos. Lo cual hace que desperdiciemos nuestra vida en
un ciclo: el trabajar, consumir, entretenerse. Eso también provoca el miedo a sentirme
solo o bien escapar aunque sea por un breve momento de los problemas que nos
rodean. Esto le quita el sentido a la vida, porque como apunta San Juan Pablo II en la
teología del cuerpo, fuimos creados como “don”, para entregarnos a los demás. Eso es
lo que nos colma de una alegría que no se pasa, eso de novedoso que trae el
evangelio, que con la llamada que nos hace individualmente nuestro Señor, cambia por
completo la vida de las personas. Si nos abrimos primeramente a la conversión y
cooperando con su gracia en la caridad, le podremos dar un sentido y valor a nuestra
vida.
De verdad que el entretenerse seguiría siendo una necesidad, pero a la espera del
plato fuerte.
Norman Alfaro Segura. O.P.
Fraternidad Fray Angelico
Costa Rica
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