La santidad no procede por mérito nuestro sino de Cristo, así se entiende el Dogma de la Inmaculada Concepción de Marìa Santìsima, que fuera concebida sin pecado original. En la concepción pasiva, segùn explica el dogma, ella fue preservada de toda mancha por la gracia. Con esto se explica el saludo del ángel a Marìa: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo" (Lc. 1, 28).
Parece cosa fácil, pero no saber nos lleva a un fanatismo religioso. Una cosa es tener devoción popular, si es Cristo a la cabeza, y otra el fanatismo de las tradiciones con minúscula sin esclarecer razones. Ni fundarse en ellas. Peligros actuales son el secularismo y en fundamentalismo.
La santidad es el resultado lógico de Cristo actuando en nuestras vidas, si nosotros lo dejamos. Dios no violenta la libertad de nadie. Antes que pedir nos libere de un pecado hemos de buscar las razones, raíces màs bien, de dicho vicio y combatirlo con toda nuestras fuerzas; Luego sí pidamos al Señor que nos ayude con su gracia para rechazar al mal. La tentación ahí estarà, pero no mi voluntad a su favor. Por tal razón dijo a Pablo "sòlo te basta mi gracia", Si le quitò o no la "espina", eso no los dice la lectura.
Nuestra santidad procede del Hijo, y sus frutos "por los cuales les conocerán", van unidos a nuestro empeño en ser cada día màs y mejores cristianos.
En el mes venidero, Octubre, celebraremos a la Vìrgen del Rosario, valdría la pena si en verdad nos decimos "marianos", ahondar en los dogmas de la Iglesia sobre Marìa. No nos suceda como con las iconografìas, las admiramos por su belleza, pero no sabemos ni una migaja màs.
Sobre los dogmas marianos:
- ¿Cuántos son?
- ¿Cuales son?
- ¿En què consisten?
José R. Miranda, OP