miércoles, 27 de septiembre de 2017

Sobre la santidad de los laicos

La santidad no procede por mérito nuestro sino de Cristo, así se entiende el Dogma de la Inmaculada Concepción de Marìa Santìsima, que fuera concebida sin pecado original. En la concepción pasiva, segùn explica el dogma, ella fue preservada de toda mancha por la gracia. Con esto se explica el saludo del ángel a Marìa: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo" (Lc. 1, 28).

Parece cosa fácil, pero no saber nos lleva a un fanatismo religioso. Una cosa es tener devoción popular, si es Cristo a la cabeza, y otra el fanatismo de las tradiciones con minúscula sin esclarecer razones. Ni fundarse en ellas. Peligros actuales son el secularismo y en fundamentalismo.

La santidad es el resultado lógico de Cristo actuando en nuestras vidas, si nosotros lo dejamos. Dios no violenta la libertad de nadie. Antes que pedir nos libere de un pecado hemos de buscar las razones,  raíces màs bien, de dicho vicio y combatirlo con toda nuestras fuerzas; Luego sí pidamos al Señor que nos ayude con su gracia para rechazar al mal. La tentación ahí estarà, pero no mi voluntad a su favor. Por tal razón dijo a Pablo "sòlo te basta mi gracia", Si le quitò o no la "espina", eso no los dice la lectura. 

Nuestra santidad procede del Hijo, y sus frutos "por los cuales les conocerán", van unidos a nuestro empeño en ser cada día màs y mejores cristianos. 

En el mes venidero, Octubre, celebraremos a la Vìrgen del Rosario, valdría la pena si en verdad nos decimos "marianos", ahondar en los dogmas de la Iglesia sobre Marìa. No nos suceda como con las iconografìas, las admiramos por su belleza, pero no sabemos ni una migaja màs. 

Sobre los dogmas marianos:
- ¿Cuántos son?
- ¿Cuales son?
- ¿En què consisten? 
José R. Miranda, OP


sábado, 23 de septiembre de 2017

No se vale hacer leña del àrbol caído

En el caminar de la vida todos nos equivocamos y todos nos necesitamos, aunque no siempre sintamos total empatía. Palabras bonitas no aminoran el hecho de la distancia ni el dolor por los problemas, una palabra calidad no requiere florecitas. En el cuerpo, la sangre calienta al organismo, este proceso se da mediante la combinación del oxígeno y la sangre, con la ayuda del elemento Hierro. 

Aplicando a la vida la escuela que nuestro organismo nos da, no por coronas de palabras sino por la cercanía, mezclada con oración y la Veritas, se forjaron amistades sinceras. Los medios y redes sociales nos facilitan lo primero, cada quien es libre de lo segundo y es deber de todo bautizado conocer lo tercero. 

Quizàs sea poco afectivo pero no soy de los que reparten abrazos sòlo porque sì. Piènsolo dos veces si sè que la persona me hay faltado a la dignidad; Cristo exhorta a dejar pasar las ofensas de los demás, no a ser hipòcritas. Hemos de hacer fuerza a nosotros mismos, no para alimentar resentimientos sino para orientar nuestra vida emocional al bien común. Pero esto sòlo se hace desde el interior con la siempre presencia de Dios. 

Pienso en muchos de develan sus frases aprendidas sin tomar en cuenta la unidad sacramental. Es porque, la unidad no se da por nuestra veleta emocional, sino por los pensamientos y sentimientos de Cristo. De ahí el don del servicio. Quien verdaderamente ama, sirve a sus hermanos con los medios que tiene a su alcance. 

Finalmente, agradezco a quien se toma el tiempo de darme palabras afectivas, pero me reservo a mi criterio examinarlas. Y es porque yo jamás me creo todo lo que me dicen sin antes ver de quién procede. Para quien me busca reciba un afecto sincero con palabras honestas y asistencia certera desde mi limitancia. 

José R. Mendoza, OP

jueves, 7 de septiembre de 2017

El síndrome de la Dona

Bueno, no pretendo criticar los gustos de nadie; pero sì a la tendencia consumista, que es una ofensa contra Dios y el pròjimo. Para acentuar en la verdad es necesario quitar las telarañas del relativismo. 

Septiembre es mes del a 2x1, sabemos en dónde. 

Largas Colas de personas humanas, con una exagerada necesidad por esos dulces. cabe decir que no todas son para el consumo personal, muchos probablemente, surten a alguna tienda o negocio propio, le suben unos centavos y sacan ganancia. Bonita manera de hacer negocio envenenando a los demás. 

Pero la dona nos ofrece una metáfora que describe a la sociedad contemporánea, adicta al celular, las redes sociales, a todo menos estudiar, orar y saber contemplar, que no cultiva las relaciones humanas ni los valores morales. Todos nos "creemos buenos", válido para agradar a los demás pero no a Dios, sòlo "pasando por este mundo haciendo el Bien" podremos decir que hallamos la felicidad.

Semejantes vidas están "llenas de todo", afanados por lo menos importante, inconscientes para actuar ante la realidad. En fin, ¡Una vida muy dulce!, con el relleno de la felicidad comprada. Al centro, personas sin sentido, carentes de Dios. 

¿Es bueno tener un celular, comer repostería, leer las redes sociales? pues, media vez no te aleje de la Verdad, no te impida "Amar a Dios con todas tus fuerzas, con toda tu mente, con todo tu corazón, y al prójimo como a tì mismo" (como cuando no prestas atención a la persona por ver la pantalla cada 2 seg.), a "no faltar a las fiestas de guardar", que no te impida "honrar a padre y a madre", no te lleve al acto de "robar" (sea dinero o el tiempo dedicado a tus obligaciones por distracciones que bien pueden esperar), mientras "no te sirva para fornicar o cometer adultero, mentir, codiciar los bienes ajenos o cultivar el odio hacia los grupos de personas no afines a tu querer y pensar"; ¡perfecto!, no podría ser pecado segùn la ética moral cristiana.

Pero no buscar la verdadera felicidad que esta en Cristo, por creer que este mundo la ofrece en las "ofertas", a parte de ingenuidad, sería un pecado por omisión.

La siguiente parte esta en los grupos laicales, que no hacen más que vivir enclaustrados en 4 paredes. De acuerdo, lo pastoral es de valor indispensable para el hacer de la Nueva Evangelización. Sì, pero una pastoral forjada en la oración, el estudio de la Palabra y las enseñanzas del Magisterio. No se puede realizar ninguna labor apostólica sin la debida formación. 

Un saludo fraterno y de cercanía a vosotros, cuya vida gira en torno al don del servicio y en la búsqueda incansable de Dios. Les animo en el Señor Jesùs a permanecer y perseverar. 


José R. Mendoza, OP