domingo, 12 de agosto de 2018

Pan bajado del cielo


Carta de San Pablo a los Efesios 4,30-32.5,1-2.
No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención. 
Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. 
Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo. 
Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. 
Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.

Parece que la 2a lectura y el Evangelio de hoy nos devuelven al dilema sobre quien fue primero, el huevo o la gallina. ¿Se es bueno y compasivo porque hemos recibido el pan del cielo o, para poder recibirlo, hemos de ser buenos y compasivos?


"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo". 

(Sn. Juan 6, 41-51)

Dejarè que cada uno medite sobre la 
cuestión, pero un elemento de importancia sobre la recepción de este Pan bajado del cielo es nuestra coherencia. Podemos saber mucha sobre la Biblia y diversas ramas teológicas, podemos creer y presumir de "teólogos", incluso, andar realizando juicios a diestra y siniestra pero, de poco vale y a nadie convence màs que nuestro testimonio, entonces, ¡No murmuren!
Nadie sabe las luchas del otro, o bien, vemos y juzgamos pero sin siquiera dialogar con la razón. Basta que su actitud nos disguste y listo, se consagró en Judàs. 

Jesùs nos dice la razón para que sepamos dejar que cada uno camine hacia Dios sin el lastre de nuestra juiciosa tendencia:


"Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. 
Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí".

Por tanto, dejemos la malas actitudes y convivamos en paz con la certeza de, sin ser obligación la empatía y la hipocresía, somos hijos de Dios por adopción.


"Este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera."

Aclaro, no se debe juzgar el fin último y eterno de la persona, lo cual no es equivalente a ver una situación y determinar un juicio sobre la misma, no sobre las personas. 



Josè Mendoza, OP

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