lunes, 14 de enero de 2019

Agua y Trinidad


Con agua y  la fòmulaciòn Trinitaria hemos sido bautizados, así fue en el Jordan cuando la Cabeza se hizo bautizar por Juan para que se cumpliera con toda justicia. Porque lo justo es lo justo... "a esto he venido" nos dice el Señor. Por tanto, el bautismo de Jesùs esta directamente unido a la cruz del Calvario, y nosotros a ella. 

De ahí que nuestros deberes bautismales sean para la edificación, comunión y salvación de las almas. 

Conocer, amar y defender la Iglesia es propio del bautizado congruente... èste no va a negociar con la Verdad, pues va adquiriendo el Celo Apostòlico.

Dado que el bautismo es un don gratuito de Dios, lo cual es una de las razones por las cuales se bautiza a los niños sin necesitar su asentimiento, son los padres y padrinos quienes asumen la formaciòn en la fe del recién bautizado. Esto no quita la responsabilidad de cada persona cuando alcanza una edad con la capacidad de discernir su vida espiritual. Así sucederá en la Vigilia Pascual con La Renovación de las Promesas Bautismales. 

El no asumir nuestros deberes como bautizados en asuntos de doctrina, en la predicación y contemplación, y la comunión dialogada, genera en nuestras almas la llamada anemia espiritual. Seguida del embrutecimiento de buscar pertenecer a la élite, el reconocimiento y grupos concéntricos pero muy despistados (Guetos) 

En cambio, el catòlico consciente de sus deberes bautismales se transforma en "Iglesia en salida" hacia las periferias de su cotidianidad. 

Josè Mendoza, op



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