domingo, 20 de octubre de 2019

¿Cuànto es mucho, cuando es mucho?

Hoy quiero hacer una pregunta, ¿sirve de algo rezar? Parece un atrevimiento pero cuando no oramos insistentemente es porque, en el fondo, esa pregunta existe para nosotros. 

Jesús nos manda en el Evangelio de hoy a no desfallecer, màs bien a insistir a tiempo y a destiempo.

Es que Dios no premia la holgazanería, y la perseverancia no es propia del conformista. 

¿Rezamos mucho? Pensemos en esta cuestiòn; pues si la mujer pudo sacar un favor del juez injusto, cuànto màs nos darà Dios, nuestro Padre, si le pedimos con fe. 

Y puesto que la oraciòn es reflejo de la fe, se entiende la pregunta que Jesùs hace, ¿hallarà el Hijo del Hombre, a su venida, fe sobre la tierra? Quien camina por las calles en su hacer cotidiano hallarà muchas cosas porque rezar y agradecer.

En la medida de tu oraciòn serà la fe que tengas, pedirle a Dios que robustezca nuestra fe y luego no hacer nada con ella, es insensatez. 

Josè Roberto Mendoza


domingo, 13 de octubre de 2019

Agradecimiento

La primera lectura y el Evangelio de hoy, nos recuerdan la actitud que todo cristiano debe tener, ser agradecido por los dones que Dios nos da día a día sin obligación ni pedirnos nada a cambio. 

Dios NO da cómo los hombres, que esperan alguna retribución. Me gusta mucho ver la actitud del leproso en la primera lectura, decide hacer un altar para adorar a aquel que es artífice de su sanaciòn. La gratitud para este hombre se convierte en poner un altar donde dará honor y alabanza a Dios. 

Debemos cuestionarnos si nosotros hacemos lo mimos, y ver si hemos o no dedicado nuestro corazón como altar para darle la gloria a Dios y honrarlo en todas nuestras decisiones. 

Lo otro es el leproso del Evangelio, su actitud es impresionante, no sólo da gracias, ademàs se postra ante Jesùs con el rostro en tierra. Quizás hemos olvidado que somos hijos de Dios por adopción, y eso conlleva deberes y derechos. Todo hijo debe estar agradecido con los esfuerzas que hacen papá y mamá para darle, en la medida de sus posibilidades, una vida digna. 

También con Dios tenemos una relación que nos impulsa a decir "Gracias Padre", por todo... y todo es todo. 

Recordemos dia a dìa agradecer al Señor por su sacrificio, por el alimento, por la vida, por el sol, por los sacramentos, por el àngel de mi guarda, por Maria santísima y un gran ETC... y de tantos bienes que nos da aunque no nos hallamos enterado. Sobre todo agradecerle porque nos ama sin medida, aunque no lo sepamos comprender ni dimensionar. 

Un pecado contra la caridad es no saber ser agradecido, y la gratitud, como vemos en los leprosos citados, no se sustenta sòlo con palabras. 

Josè Roberto Mendoza


domingo, 6 de octubre de 2019

Señor, aumentanos la fe

La fe es un don sobrenatural, gracia recibida en el bautismo. Pero, todo regalo conlleva una tarea pendiente. La fe sólo la podemos recibir de Dios, las demás virtudes cardinales son accesibles mediante la práctica constante. Pedirle a Dios que nos aumente la fe en esos momentos de dificultad sería lo màs correcto, siempre. 

Pero como dije, todo don lleva una tarea que cumplir, la fe no es la excepción. Dado que uno de nuestros deberes hacia la fe es conocer sus fundamentos, para poder amarla y perseverar en ella, defendiéndola (Apologètica) correctamente. De eso nos habla Sn. Pablo en la 2 lectura de hoy: "Conforma tu predicación a la sòlida doctrina (no mezclada con ninguna ideología) que recibiste de mi (predicación apostòlica/ Divina Tradiciòn de la Iglesia) acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo"

El profeta Habacuc nos habla de nuestra actitud ante las dificultades que, humanamente, conlleva mantener la fe: "si se tarda, espéralo, pues llegarà sin falta". 

Volviendo nuestra mirada al Evangelio, Jesùs concluye con una virtud indispensable para que nuestra fe sea grata a sus ojos: "Cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan "no somos màs que siervos, sòlo hemos hecho lo que teníamos que hacer". 

Dios lo ha hecho todo, de èl procede todo bien, toda inspiración al bien y toda obra buena. A èl sea el honor, el poder y la gloria por siempre. 

"Señor, robustece mi fe"

Josè R. Mendoza