En este domingo hemos conmemorado la Solemnidad de la Manifestación (Epifanía) del Señor y vemos en la escena a los magos (sabios) de oriente trayendo regalos: oro (realeza), incienso (divinidad) y mirra (muerte).
Lo que no se dice en veinte líneas, no se dice en veinte páginas, asi que será claro y conciso.
Debemos cuestionarnos seriamente en como tomamos en nuestra vida cotidiana lo que en esta solemnidad hemos visto.
¿Es Jesùs, para mì, Dios, Rey y el Sacrificio incruento por causa de mis pecados?
Mi consejo sería no pasar por este año viviendo las fechas de preceptos con el còmodo pensamiento de "una màs".
El pròximo domingo celebraremos el bautismo del Señor con el cual concluye el tiempo de Navidad, y junto a la revelación en las bodas de Canaà, están íntimamente ligados al acontecimiento de la Epifanía.
Pidamos al Señor nos conceda la humildad y el discernimiento para reconocerle cuando se ha manifestado en mi historia y asi podamos contemplarlo en los acontecimientos presentes de nuestra vida mortal.
Jesùs es Dios, y si soy conscientes de que èl es mi Dios, mi Rey y mi Salvador, no vivamos indiferentes a la realidad de nuestra cotidianidad, lugar y tiempo propicios en que hemos de esforzarnos por vivir la santidad (amistad con Dios).
Josè Roberto Mendoza
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