domingo, 11 de octubre de 2020

XXVIII Domingo del TO

El Evangelio de hoy toca temas varios, entre ellos podemos citar un resumen de la Historia de la Salvaciòn acontecida entre la Elecciòn de un pueblo, el tiempo de los profetas que anuncian la salvaciòn y finaliza con  la Iglesia de Jesucristo, que acoge a buenos y malos, para que creyendo en Jesucristo por medio de la gracia y la predicaciòn se conviertan. 

En este ùltimo tema deseo centrarme, pues estoy algo harto de homilìas suavizadas que pretenden enfatizar los textos a meras experiencias humanas (antropocentrismo).

Vemos como, al final, buenos y malos son invitados al banquete, pero esto no quiere decir que todos iban a entrar, pues uno que no iba debidamente preparado (penitencia, ayuno, confesiòn y conversiòn) es echado fuera, a la oscuridad ETERNA. A este nadie lo excluyò, ni por su condiciòn social, como quieren decirte algunos marxistas disfrazados de religioso, ni por su edad o tendencia sexual, èl se auto excluyò por no ir con las ropas adecuadas. 

Cuidado hermanos, no caigan en el ideal de creer que da igual seas bueno o malo, a Dios no le da igual, si bien nos ama por igual, no desea dejarnos ahi conformes y acomodados en nuestra maldad. 

Las ropas para entrar al banquete nupcial, “las bodas del Cordero” citadas en el Apocalipsis, no pueden ser otras que los ropajes de la Gracia Santificante, o sea, SANTIDAD PRECEDIA POR LA CONVERSIÒN . 

Dime, ¿Tù invitarìas a cualquiera a tu boda?, y encima, ¿dejarìas que cada uno fuera tal cual le dio la gana? Entonces, si tù, francamente no te harías esto ùltimo, ¿por què pretendes hacérselo al Señor, tu Dios?

Josè Mendoza


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