domingo, 14 de marzo de 2021

IV Domingo de Cuaresma

 Quien anda en la luz no teme a ser visto porque sabe que sus obras son de Dios.

Entonces, ¿Quienes se esconderán en aquel último día? Así como hicieron Adán y Eva, pero ahí no habrá excusa que valga. 

Jesucristo no ha venido a condenar a nadie, sino a salvarnos, llamando al hombre a la conversión, pero ¿qué sucede con quién no atiende con docilidad al llamado? Ese se condena, se autodestierra, a causa de no aceptar la Misericordia divina.

Aprendamos esto, la Misericordia de Dios exige la justicia divina y viceversa. He ahí otra de las razones por las que el ayuno, la oración y la penitencia son necesarias si en verdad estamos en camino de conversión. 

José R. Mendoza


 

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