Saludos, mi querida comunidad.
En este día, Jesús hace de si mismo una metáfora que nos llama particularmente a los católicos de este tiempo que queremos acomodar la doctrina y la moral según nuestro pseudo entendimiento.
Sus palabras son claras, pero las voy a explicitar para que no queden dudas.
Al decirnos que Él es la vid y nosotros las ramas, al hablarnos de frutos y de cómo sino estamos unidos a Él, nada podemos; entiéndase que si no estamos en conformidad ni vivimos coherentes a la Sana Doctrina, a los Sacramentos, en oración y compartiendo la fe verdadera (no ese falso evangelio de la misericorditis), no podremos dar frutos de santidad. Y según nuestros frutos de amor (obras) seremos juzgados.
¡No se engañen!, si vivimos el “servicio pastoral” sin la debida formación ni en oración, encadenados a algún pecado mortal o venial, y además, creyendo que sin confesión, Eucaristìa, lectura de libros espirituales ni practicando la penitencia y el ayuno, “seremos realmente agradables al Señor”, pues yo les anuncio que lo único que estaremos haciendo, en tal caso, es mero activismo y meneo de labios.
Hermanos, sin Cristo no podemos ser santos, por muy “buenos” que nos creamos ver ante los demás.
José Mendoza
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