Podemos ayunar cada viernes de cuaresma pero, cuando dejes de oprimir y despreciar a tu hermano, entonces habrás vivido bien la cuaresma.
Al inicio de esta semana vemos la figura de Sn. Josè, padre adoptivo del Señor. Figura emblemática en la vida de Jesùs que marca su personalidad con fin del trabajo honesto y una vida ordenada.
Para todo bautizado, es una semana provechosa de reflexión personal y acercamiento a Dios mediante la oración y la penitencia. No pensemos aun en Semana Santa, a la que inevitablemente estamos destinado por la línea del tiempo, veamos como esta nuestra relación comunitaria.
Ocurre que no es del agrado de nadie oír una cosa que contradiga al "super yo", y bien, habremos decidido apartarnos del medio o persona que incita a la reflexión, con esto dejamos de crecer.
Desaprovechar las oportunidades que nos da la vida para madurar, indiferentemente seamos o no "muy comprometidos con la Iglesia", hace que pasemos las velas en el pastel pero sin una vida interior.
Esta semana no es para sentirnos "buenos" porque quizás vamos cumpliendo los preceptos de la Iglesia, es el tiempo propicio para recordar la causa del sacrificio de Cristo, nuestros pecados.
Si queremos ver a Jesùs, mediante el reconocimiento de nuestros pecados y el perdón de ellos en cumplimento de la Nueva Alianza, hay que revisar nuestras relaciones personales. Siempre insitirè en que no hay personas a la carta (a mi gusto).
Podré apartarme de quien no edifica pero, oprimir a quien nos dice verdades, aunque incomoden, es reconocernos mal agradecidos para la buena semilla.
Es necesario someterlo todo y escudriñarlo a La Luz de la Verdad, ¡y quédate con lo bueno!.
Josè Mendoza, OP
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