domingo, 16 de septiembre de 2018

Seguir a Cristo


El Evangelio de hoy tiene tres puntos medulares sobre el seguimiento de Jesùs: la renuncia, cargar la cruz y el seguimiento.

El camino cristiano es para todos quienes han aprendido lo que significa ser humildes y sencillos, como cantábamos en la 3a estrofa del salmo. Por eso se entiende que estos tres pasos son signos de la fe:

1) La renuncia de uno mismo, es votar nuestra coraza de egocentrismo y vanidad, las bajas pasiones como la codicia, y sensualidades del placer y el dinero. Esa exagerada tendencia a la buena fama no permite que sigamos al Señor con sencillez. 

2) Cargar con la Cruz de cada dìa, para que en nuestra propia realidad que es la vida interior podamos ser santos y agradables a Dios, es la santidad que en los Sacramentos y la vida de oración coherente,  se vuelven signos de nuestra caridad. 

Esa caridad eficaz y solidaria con el necesitado, fruto del verdadero cristiano. Eficaz porque no anda con discursos moralistas ni fingimientos. No es un amor de ficción ("Que te vaya bien; abrìgate y come"), de esos con "buenos deseos" pero maledicencia y envidia, egoísmo y faltas de caridad contra el pròjimo. 

El seguimiento conlleva la renuncia de uno mismo y cargar con la propia realidad, por tanto se vale de la perseveracia. 

La lectura del dìa de hoy nos permite hacer una interpretación con el sentido literal propio que contiene un cierto sentido moral. Por tal razón, el apòstol nos exhorta a una fe vivida en congruencia con nuestras palabras. 

Para terminar, te quiero hacer una pregunta "¿en què parte del viacrùcis va tu vida?"... esta fe que profesamos hoy no se basa en "ir a misa de domingo y cumplir", sino que mueve nuestro corazón e incentiva a la conversión, teniendo siempre presente que "El Señor es mi ayuda" (1a lectura).

Josè Mendoza, OP


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