domingo, 30 de diciembre de 2018

Solemnidad de la Sagrada Familia de Nazaret


En la solemnidad de la Sagrada Familia hemos recordado que ella es el lugar en donde crecemos en valores humanos y practicamos de primera mano las virtudes cardinales. Sn. Pablo nos da instrucciones muy pertinentes para la sana convivencia familiar. Y el profeta nos habla sobre las gracias y dones que Dios da a quienes cumplen con el 4o Mandamiento.

Pero quiero centrar mi atención en la pregunta que hace Jesùs a sus padres: "No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?".

El deber de los hijos es cumplir con la voluntad de sus padres, en agradarles y amarles intensamente. Esto se traduce en obediencia. Jesùs nos muestra que todos somos hijos de Dios y cumple a la perfección con esta realidad cristológica. Por tanto, los padres han de saber amar a Dios con la generosidad de darle a sus hijos para el bien de los hombres, pero jamás sin dejar de darles una educación cristiana partiendo del ejemplo y orientada al bien común.

El deber de los maridos es amar a sus esposas y no ser rudos con ellas, el de las esposas es obedecer a sus maridos por amor al Señor, el de los hijos, obedecer a los padres en todo lo posible. Que los padres no exijan demasiado a los hijos (no pidan imposibles) para que no se depriman al no poder dar gusto en todo a sus padres. Pablo no deja fuera el don del consejo y la gratitud que asiste a los cónyuges.

Si queremos tener familias coherentemente cristianas, Jesùs ha de ir al centro de toda ella (comedor, oración familiar, trabajo, dormitorio, diversiones, conversaciones, generosidad, sacrificio, etc), luego Marìa con el rezo del sto. Rosario y demás oraciones marianas y sn. Josè encarnado en la práctica de las virtudes cardinales.

Seguimos en la Octava de Navidad, vivamos este tiempo en acción de gracias.

Josè Mendoza, op




martes, 25 de diciembre de 2018

No se queden ahi mirando al cielo

Ojalá  no se hayan pasado el adviento sòlo en las pastorelas. 

A veces la gente olvida que el acotecimiento central de la Navidad consiste en la venida del Mesias. En esto se funda nuestra alegrìa...no en la comilona, en los bailes o regalos. Cuando te enamoras no dejas de contar el tiempo para verte con la persona amada. Pero este día las misas de la mañana están casi vacías, cosa que para quienes disfrutamos el acogimiento interior no causa ninguna molestia, pero en las tardes pasa todo lo contrario. Casi que no cabe un alma en los templos catòlicos.

Bueno es que haya asistencia, pero ¿bajo què motivación? 

Hemos entrado a la Octava de Navidad, por eso decimos que no recordamos una mera fecha, sino el Gran Acontecimiento de la venida del Salvador, la manifestaciòn (del hebreo Kavod: Gloria) de Dios . 
Vivamos este tiempo litùrgico con fe para que la Paz que se ha encarnado no se quede en sentimentalismos sino que se funde en la verdad de los hechos: Jesucristo, verdaderamente hombre y verdaderamente Dios, y seamos por su divinidad santos. 
La santidad que se manifiesta en nosotros mediante el testimonio que damos.

Podemos alabar mucho a Dios y acto seguido despreciar al pròjimo.

Josè Mendoza, OP


domingo, 23 de diciembre de 2018

San Francisco de Sales (1567-1622)
obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia
In Ephata I, Le Sarment

“El Todopoderoso hizo en mí maravillas”
Lo propio del Espíritu Santo, cuando entra en un corazón, es echar fuera toda tibieza. Ama la prontitud y detesta las tardanzas en la ejecución de la voluntad de Dios... “María se puso en camino y se fue de prisa”...
¡Qué gracia colmó la casa de Zacarías cuando entró María! Si Abrahán recibió tanta gracia por haber hospedado en su casa a tres ángeles de Dios, ¡cuántas bendiciones no caerían sobre la casa de Zacarías donde entró el ángel del gran consejo (Is 9,6), la verdadera arca de la alianza, el profeta de Dios, Nuestro Señor oculto en el seno de María! Toda la casa se llenó de alegría: el niño saltó, el padre recobró la vista, la madre fue llena de Espíritu Santo y recibió el don de la profecía. Al ver a Nuestra Señora entrar en su casa, exclamó: “... ¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?” Y María, escuchando lo que Isabel decía de ella, se humillaba y daba gloria a Dios por todo. Confesando que toda su felicidad procedía de que Dios “había mirada la humildad de su sierva” entonó este bello y admirable canto del Magnificiat.
¡Qué llenos de alegría deberíamos estar nosotros cuando nos visita este divino Salvador en el Santísimo Sacramento, en las gracias interiores y en las palabras que cada día dirige a nuestro corazón!

domingo, 16 de diciembre de 2018

Alègrate con verdadera alegría



¿Què debemos hacer para estar verdaderamente alegres?

- Quien tenga dos camisas, que dè una al que no tiene ninguna.
- Quien tenga comida, de a quien no tiene nada para comer.
- No cobren màs de lo pactado.
- No extorsionen, ni levanten falso testimonio contra su hermano, vivan ordenadamente.

Estos son los excelentes consejos que nos da Juan el Bautista para prepararnos a la venida de aquel que tiene el bieldo para separar el trigo de la paja (autoridad), de quien no es digno Juan ni de desatar sus sandalias (por su naturaleza divina). El que bautiza con el Espìritu Santo y fuego (Dios).

Alegrarse con verdadera alegría, porque muchos sólo se alegran en apariencia. Creyendo que por la vanidad y presunción con qué hacen sus "buenas obras" ya tienen algún mérito. 
Primero, el mérito es del Señor, y segundo, toda obra que se hace para ser vistos y aplaudidos, ya tuvo su premio en esta vida. 

En las fotos seguro que tratamos de salir sonrientes, se pretende transmitir el ideal de una felicidad, son semejantes a quienes buscan verse atléticos sumiendo la panza. 

La alegría por La Navidad se vive en la medida en que damos en el silencio, sin que se hagan fanfarrias ni se publiquen en todas las redes sociales.

La fuerza de la Iglesia se vive en lo poco... y el que es fiel en lo poco, Dios le confiará en lo mucho. El mundo de hoy no será mejor por tener muchas fotos con la gente sonriente, serà màs justo porque esa alegría se vive en el día a dìa y se manifiesta con obras concretas de misericordia.

Josè Mendoza, OP


domingo, 9 de diciembre de 2018

Hagan rectos sus senderos


Todos hemos oido decir "antes de y después de Cristo". Pues bien, dicho sea de paso el evangelio de hoy nos da respuesta del porqué este corte en la historia humana. 

Al darnos datos históricos tan exactos y comprobables por el mismo historiador Flabio Josefo, Lucas esta dando fe de lo expuesto, con datos de nombres y lugares que son entendidos por los propios de su tiempo y para rebatir, en el caso de que fuera mentira, nadie mejor que sus contemporàneos.

Por Isaias sabemos cuales deben ser nuestras labores en el presente Adviento: 

"Preparen el camino, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán a llamados y todos los hombres veràn la salvación de Dios".

Ahora veamos con detenimiento cada uno:

Prepararen el camino, se refiere a estar preparados con la oración y en nuestras labores, no buscando protagonismo ni mitigar las conciencias llenándonos de "buenas obras" para ser vistos.

Hagan rectos sus senderos, equivale a la conversión, un volver a comenzar tras evaluar nuestra forma de proceder, sentir y pensar conforme a los mandamientos del Señor.

La cita de Valle, montaña y colina (serán rebajadas) es quitar de nuestra vista aquellos que nos agobia; problemas u otro tipo de situaciones. No porque serán resueltas por arte de magia, sino porque hemos de saber dar prioridad a lo importante, y el resto nos vendrás por añadidura.

Lo tortuoso se hará derecho, y los caminos serán corregidos. Esto es enmienda, por eso les digo que no se puede hacer el bien de mala manera. primero depongamos el orgullo y nuestros resentimientos, luego ya podremos servir con libertad de conciencia.

Finalmente, los hombres verán la Salvación de Dios. ¡Grandiosa promesa que se ha cumplido en Cristo Jesùs!.

Entonces, nuestra esperanza no esta puesta en una mera fecha, sino en el GRAN ACONTECIMIENTO de la venida del Mesìas prometido. 

Vivamos con verdadera fe, esperanza y caridad este tiempo  litùrgico sirviendo a Dios en nuestro pròjimo.

Josè Mendoza, OP





domingo, 2 de diciembre de 2018

Hacer bien el bien


No es ninguna novedad decir que hoy es el Primer Domingo de Adviento, lo que sì es noticia es lo  anunciado por el Adviento. 

Los católicos no celebramos una fecha sino un acontecimiento, la venida del Mesìas (Jer 33, 14- 16) y todo lo que ha de significar el cumplimiento de la promesa de liberación, así como su preparación: estar alertas, poner atención, velar y hacer oración.

Pero deseo centrar mi atención en la 2a lectura:
"vivan como conviene, para agradar a Dios según aprendieron de nosotros, a fin de que sigan ustedes progresando".

San Juan Damasceno decía que "el bien no es bueno cuando no se hace bien". En esta época afloran sentimientos de "solidaridad", pero eso no es lo importante, ni siquiera pensar por qué esos sentimientos no se hacen presentes durante el resto del año civil. 

Lo verdaderamente importante es valuar como esta nuestra alma al momento en que damos según nos manda la Iglesia. Quizás sólo tratamos de mitigar nuestra conciencia, practicar el buenismo para ser vistos y aplaudidos, o por una simple tradición.

Antes de dejar tu ofrenda en el Altar ve con tu hermano y reconcíliate, este consejo nos lo da el Señor. Agrademos a Dios de corazón, no sòlo de palabras. 

Josè Mendoza, OP