domingo, 10 de febrero de 2019

«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». «No temas, Simón Pedro, desde ahora serás pescador de hombres».


"Por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los Apóstoles, 
y no soy digno de llamarme apóstol, 
porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy 
y su gracia no se ha frustrado en mí.
Antes bien, he trabajado más que todos ellos.
Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo.
Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; 
esto es lo que habéis creído".

Interesante las palabras de Pablo al final de la 2a lectura, en esto podemos ver una síntesis del pensamiento del Apóstol en cuanto a su labor de predicador, cosa que nos puede servir a nosotros los dominicos como a cualquier bautizado.

1) Pablo se reconoce humildemente elegido por el Señor para ser su Apóstol, no como una labor para vanagloria.
2) Reconoce su indignidad ante tal llamado, por lo que se identifica como un pobre ante Dios.
3) Sabe que su trabajo es, en cuanto al alcance, mayor que el de los demás apóstoles, pero no es màs grande que la obra del Espíritu Santo al establecer en Pedro y los Apóstoles las bases de la enseñanza cristiana (Magisterio).
4) Como conclusión nos da el sentido de unidad que debe acompañar y ser signo del predicador, unidad con las enseñanzas de los Apòstoles, unidad con el Obispo de Roma y el obispo local, unidad entre los hermanos en la predicación. Quien no esta unido a esto no esta con el Señor, se pinte cómo se pinte y presuma de lo que presuma.

Esta no es una relación sentimental, sino una gracia de Dios que a todos nos haya elegido para ser sus enviados desde el bautismo, cada uno según su estado de vida.

 ¡En hora buena!, pues cada quien tiene un compromiso personal con Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro.

Josè Mendoza, op

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