Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra. |
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo.
Con estas palabras, el apóstol Pablo no pretende que nos desentendamos de las realidades del mundo, es decir aquellas que atañen al hombre en su tiempo. Por tanto, no es una invitación a la indiferencia ni a una cobarde búsqueda en Dios para que no "nos pase nada malo".
Es al contrario, trata de entender que nuestra dignidad cual hijos de Dios, hijos en el Hijo, tiene una visión màs profunda. Ser ciudadanos del cielo connota la visión escatologías de la vida eterna en donde sólo tiene acceso quien ha recibido desde su bautismo y vivido en lo cotidiano los valores del Reino de los Cielos, en particular, el Mandamiento del Amor dicho así con obras concretas.
Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
Finalmente, en la escena de la Transfiguración, llama mi atención la aptitud de los discìpulos en guardar silencio y esperar el tiempo propicio. Semejante a la que toma Abrám que prefigura en la promesa de la Descendencia, la venida del Mesìas y la Iglesia Triunfante. Es la vida contemplativa.
"Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas".
El tiempo de espera y cuanto a ello le acompañe, como fuera el paso por el desierto, es a lo que los místicos llaman "Purificación pasiva" muy necesaria para que con la meditación de los Misterios Sagrados y la Oración humilde podamos ver (contemplar) a Dios.
Por eso decimos los dominicos, Contemplamos y compartimos lo contemplado con las almas.
Josè Mendoza, op
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domingo, 17 de marzo de 2019
Ciudadanos del Cielo
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En la Oración y el Silencio,se encuentra al Dios del Universo....
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