Este es el domingo de la alegrìa... por eso, se ha recitado el Magnìficat como salmo responsorial. Y las lecturas nos recuerdan los hechos maravillosos que acompañan a la venida del Salvador, para que estemos atentos desde ya, poniendo la alegrìa no en cosas pasajeras sino en los bienes eternos.
Dios se ha manifestado entre nosotros. Y nuestra alegrìa debe ser grande; una que brota del interior, en la vida de oraciòn y mediante los sacramentos, y que se traduce en obras concretas de misericordia.
Josè R. Mendoza
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