En este segundo domingo de adviento, el evangelista sn. Marcos nos recuerda que la segunda venida de Jesucristo no es una vana experiencia basada en sentimentalismos, sino una realidad sacramental. Una que solo con la gracia santificante puede realizarse dar sentido pleno a nuestra vida.
El arrepentimiento y el cambio de vida son condiciones acompañantes de quien se sabe redimido por Dios.
Cuidar la boca de toda mentira, de toda malicia, obrando el bien y apartándose del Mal-igno, buscando siempre La Paz; este es el hombre justo del cual, nos dice Pedro en la 2a lectura, Dios nos rechaza.
Por tanto, mis hermanos, vivamos el adviento en conciencia de que hemos sido redimimos por Cristo desde nuestro bautismo y mediante el sacramento de la Reconciliación, y el que vive asì, ese tendrá días felices porque ama al ùnico Dios Verdadero, que es la vida del hombre.
Josè Roberto Mendoza
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