Domingo de Ramos

Al inicio de esta SEMANA SANTA, conviene reflexionar seriamente en el Sacrificio de Cristo, por cuyo mérito hemos alcanzado el perdòn. 

La narración que hemos escuchado hoy es, en sí misma, una homilìa. Por ello, te invito a que la releas durante estos primeros días de la semana, evaluando tus actitudes para con el Señor. 

Hazte de un itinerario de oración, estaré hablado de ello en breves dìas mediante un LIVE en facebook, por si te interesa saber de las CLAVES PARA VIVIR EN ORACIÓN EN MEDIO DE LO COTIDIANO. 

Mantente pendiente de @elblogdelformadorcatólico. 

José Mendoza

V Domingo de Cuaresma

 Al dìa de hoy debemos cuestionar cómo hemos vivido la penitencia, y si estamos haciendo el debido proceso de contricción. 

Personalmente he aprendido que cada dìa es para amar a Dios, sin descuidar las labores, ni diluyéndome entre mil afanes que poco provecho traen a mi alma. He ahí el sentido de amar al pròjimo por Dios. 

Jesùs nos invita a vivir conforme a los designios del Señor, buscando dar la gloria a Dios en todo lo que hacemos. No se trata de solo hacer el bien evitando el mal, sino de amar a Dios en cada momento de nuestra vida. 

Ojalá y hagamos conciencia de como nuestra vida humana es para hacer camino hacia la patria celestial. 

José R. Mendoza

IV Domingo de Cuaresma

 Quien anda en la luz no teme a ser visto porque sabe que sus obras son de Dios.

Entonces, ¿Quienes se esconderán en aquel último día? Así como hicieron Adán y Eva, pero ahí no habrá excusa que valga. 

Jesucristo no ha venido a condenar a nadie, sino a salvarnos, llamando al hombre a la conversión, pero ¿qué sucede con quién no atiende con docilidad al llamado? Ese se condena, se autodestierra, a causa de no aceptar la Misericordia divina.

Aprendamos esto, la Misericordia de Dios exige la justicia divina y viceversa. He ahí otra de las razones por las que el ayuno, la oración y la penitencia son necesarias si en verdad estamos en camino de conversión. 

José R. Mendoza

 

III Domingo de Cuaresma

 Parece que a Jesùs le interesa hablarnos hoy sobre lo sobrenatural versus lo terrenal. 

Las cosas más sencillas, si las hacemos de cara a Dios, pueden ser algo que supera lo natural, así se santifica el diario vivir desde la cotidianidad. 

El amor exteriorizado es bueno, pero no si desobedece los aspectos esenciales bajo los cuales esta sustentando, he ahì la intención del texto sobre quien ama al Señor y cumple sus Mandamientos (ver Jn 14, 21)

Esa religiosidad externa será claramente falsa si desoye los Preceptos del Decálogo de la ley de Dios, mismos que aun tienen vigencia. 

Decir amar al Señor pero no obedecer sus preceptos es semejante a decir: “amo a mi esposa, pero solo de la puerta de mi casa hacia adentro”. 

José R. Mendoza