Vivimos en la alegría de la Resurrección, es un sentimiento normal, llamado gozo. Pero este gozo no debe quedar en un lapso emotivo.
El bautizado es sujeto de la evangelización, no objeto en sì mismo. Pues al recibir el sacramento, no sólo recibì la fe, sino que tengo el deber de trabajarla, alimentarla y transmitirla.
Iniciamos hoy la cincuentena de Pascua, en donde más que brincar de alegría hemos de vivirla y anunciar al Resucitado.
Compartir la fe y la esperanza, compartir la vida en lo cotidiano. El Cirio nos habla de La Luz de la fe presente responsablemente en la vida de cada uno de los hijos de Dios. "Este es el dia que anunció el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo, dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia."
Dar gracias se hace con la vida, con nuestras actitudes de cambio. Si hemos vivido la Pascua, el paso, venimos de una vida a la vida nueva. No a las cosas del pasado, siempre con la cruz de cada día pero en miras a ir en camino a Dios, a la vida eterna.
Es el tiempo de la perseverancia de nuestra conversión, en donde el ayuno, la oración y la misericordia siguen presentes.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Josè Mendoza, OP
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