En el evangelio de hoy notamos dos tipos de ceguera: una física y otra, espiritual. Bartimeo padece la física, pero quienes siguen a Jesùs sin ser sus discìpulos, esos padecen de ceguera espiritual.
Marcos acentúa que había "mucha gente" y "discípulos". Podríamos preguntarnos si Bartimeo era de los discípulos o de los otros. A decir verdad, la palabra "Maestro" que usa este hijo de Timeo nos hace pensar que era un discípulo, porque le conoce, sabe que es el "hijo de David" y cree que es también el mesìas prometido: "ten misericordia de mì".
Quienes le reprendían buscaban callar al Ciego e impedirle llegar a Jesùs. Eso a Bartimeo no le importa, sigue gritando pues sabe bien quien esta pasando por su vida... ve con los ojos de la fe. Por eso Jesùs acentúa que por esa misma fe, se ha salvado.
Tù y yo, ¿padecemos ceguera espiritual?, ¿reprendemos a quienes nos hacen ver la propia ceguera?, ¿Somos realmente discípulos de Jesùs?
Estas y otras preguntas nos han de incomodar durante la semana para que no quedemos dispersos en el buenísimo.
Josè Mendoza, OP
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