La riqueza de la paràbola del Hijo pròdigo es tanta, que da para muchos comentarios, pero en este cuarto domingo de Cuaresma deseo centrarme en uno muy especial, es una pregunta que pocas veces nos hacemos: (en la narraciòn), ¿en dònde podemos ver a Jesùs?
El Padre misericordioso trata del cristiano autèntico, el hijo menor del hombre pagano y el mayor del judìo cumplidor, pero ¡en dònde està Jesùs!
Una nota característica de la paràbola con el tiempo de la Cuaresma, es la aptitud del hijo al volver a casa, "ir en camino".
Todos vamos por este camino de la vida que llamamos peregrinaje a la Casa del Padre, pero desde ya podemos gozar (gustar) de los bienes eternos mediante los Sacramentos y la Sana Doctrina de la Iglesia Católica.
La postura cumplidora es por lo usual inmisericorde, pero no la podemos juzgar, pues cuando no se sabe la diferencia entre saber que Dios me ama y palpar su amor, es común creerse que hacemos las cosas bien en el mero cumplimiento (generalmente imperfecto a falta de fe), y sin embargo, carente de caridad a Dios, al pròjimo y a mì mismo.
No vayamos por ahí pregonando nuestras "grandezas en la vida espiritual", ya que todo es don de Dios y ha de volver el hombre a su Padre con un corazòn contrito y humillado.
Vamos pues en camino de èste Dios que es infinito en misericordia, en verdad es bueno, pero no como nos lo figuramos ni como quisiéramos, ya que a veces permite que como al hijo menor, las cosas no sean enteramente gratas pero si con un beneficio espiritual. Recordemos que en esta vida vamos dé paso.
¿Ya sabes en dònde esta Jesùs en la Paràbola? Si has deducido que es el gesto del padre de abrazar (tener los brazos extendidos) al hijo que vuelve arrepentido, ¡has acertado! Ese mismo gesto lo vemos en la Cruz, desde donde Jesùs nos invita a ir a èl, los cansados y agobiados a causa del pecado, para recibir de su amor el alivio en el cumplimiento de la promesa de salvación.
Josè Mendoza, op