–Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices ?.
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero, realmente, ¿què dice la Ley de Moisès?
“Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera.” (Lev 20, 10)
Si buscamos justicia y paz a nuestra manera de creer que deben ser las cosas, no sólo terminaremos decepcionados, frustrados y molestos, sino que también hemos sido jueces y ademas, hemos dudado de la justa y misericordiosa voluntad de Dios.
Es común sentir dicha frustración cuando nuestros ojos están en las cosas del mundo, pero si veo a mi alrededor y medito en Dios, podrè contemplarlo actuando aun cuando no lo comprenda todo. La fe es creer aun cuando parece que no se puede, la esperanza es esperar aun cuando no haya nada que esperar y el amor es amar aun cuando nos duela.
Vemos como en la narración, entendida desde lo que dice la Ley de Moisès, no se detalla que sólo la mujer deba morir, también debe ser castigado el adúltero; tampoco se especifica la manera en que dicho castigo sea impuesto. Esto resulta ser producto de una cultura: imaginemos que en esos lugares lo que abundaba eran las piedras, si fueran leones, podrían haberlos tirado a las fieras, si fueran rios podrían haber sido ahogados; pero en cambio han sido lapidados.
Es una clara manipulación de la Ley para conveniencia de esos infractores que no eran menos pecadores que la mujer adultera. Muchas veces quien acusa no se fija que es culpable de eso mismo de que acusa, como quienes exigen "tolerancia", esos suelen ser los màs intolerantes.
No olvidemos que todos somos pecadores y estamos necesitados de la misericordia de Dios, somos responsables de nuestros hermanos en el acompañamiento de la vida cristiana, aunque eso a veces signifique saber corregir y señalar los errores debidamente argumentados.
Acá no se trata de peores y mejores, ni de grupos elitistas, sino de tener un amor afectivo y efectivo los unos por los otros y recordemos, que con la misma vara que medimos seremos medidos.
Josè Mendoza, op
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