domingo, 28 de abril de 2019

Jesùs, en tì confìo

Celebramos hoy la Misericordia de Dios, esa hermosa revelación que recibiera sta. Faustica Kowalska y que nos ha confiado la Iglesia para manifestar de nueva cuenta que Dios es la Misericordia. 

Vemos en las señales y prodigios de los apóstoles, en la confirmación de fe de Tomàs y en el èxtasis que experimenta sn. Juan diversas maneras con que Dios acompaña a sus amigos. 
Se nos presenta la misericordia como apertura al otro pero procedente de Dios, dado que hay muchos que se limitan al amor meramente humano: "aman a quien les ama y corresponden a quien les es de agrado". Esos no buscan la fraternidad sino un gueto.

Pero es en la misericordia al que sufre, al necesitado y màs aun, al pecador que a veces nos ha lastimado, ese es quien màs necesita de nuestro testimonio de amor y fidelidad a Dios en su Iglesia.

El amor son obras y no buenas intenciones. 

Me gustaría preguntarte una sencilla cosa, ¿vives como un resucitado en el Señor o muerto segùn la vida que el mundo te dice has de tener? 

Josè Mendoza, op

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