domingo, 21 de julio de 2019

Contemplar y dar de lo contemplado


¿Es tu casa un lugar donde quien llega se siente acogido? ¿Còmo anda nuestro trato humano con los demàs? Si Jesùs llega en màs de un acasiòn, segùn nos narran las Escrituras, a casa de estas hermanas es porque ahi se sentìa bien. Es decir, no era maltratado ni cuestionado insulsamente. Podemos estar en casa y no sentirnos en nuestro hogar (El vino a los suyos y los suyos, no lo recibieron).

Maria (la contemplativa) y Marta (la activa), ambas realidades son necesarias en perfecto equilibrio. No hacer es malo porque no resuelve nada, y no contemplar u orar es como tragar aire para almorzar. 

Muy sintético lo dice el Maestro de la Orden, Fr. Gerard Francesco Timoner: “Misiòn no es lo que hacemos, es lo que somos”, esto sòlo es posible cuando nuestro hacer refleja nuestra contemplaciòn, esa cosmovisiòn que se adquiere al ver, oír y hablar con Dios. 

Del resto nos podemos jactar como hacen los necios, pero no reflejamos lo que presumimos pues carecemos de lo necesario.


Josè Mendoza, O.P 

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