Hace un par de dìas, en un accidente, cuenta la gente que ante los heridos tirados en la calle muchos transeúntes se detenían, a tomar fotos con sus móviles.
¡Es increíble!
Esto plantea una pregunta, ¿què tan pròjimo te sientes del pròximo inmediato?
¿Te has cuestionado, qué te detiene para ver a tu hermano como pròjimo tuyo?
En el caso del sacerdote y del levìta, lo que les impide socorrer al herido es su legalismo ritual por el cual, si tocaban sangre, quedarían impuros como para cualquier labor que era en si misma su trabajo.
Vemos que al cuestionado Samaritano, eso no le impide trata al otro, a quien no conocìa ni esperaba nada de èl, a ayudarle.
A tì y a mì, ¿què nos auto- mutila para no ser compasivo con el otro?
Muchos Dios, muchas reglas y promesas, pero poca evidencia de haber aterrizado esto en la vida cotidiana, en la compasiòn diaria y en las obras concretas de amor a Dios y al pròjimo.
Te recuerdo, a Dios se le ama con TODO el corazòn, no con retazos de sentimentalismos.
Josè Mendoza, O.P.
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