domingo, 28 de julio de 2019

Pater Noster, sello de nuestros lazos fraternos.


Me encanta que, cuando estudio la bella oraciòn que Jesùs enseña a sus discìpulos, noto cosas que con la vana repeticiòn pasarían desapercibidas. Por ejemplo, el uso de “nuestro, nos y nosotros”. Es padre nuestro, todos los bautizados somos sus hijos, sin excepciòn. Danos, perdónanos como nosotros, etc. Esto se comprende bien desde la uniòn de los hijos adoptivos de Dios por medio de la iniciaciòn Cristiana. 

Hace un par de semanas tuve el gusto de predicar en un parroquia en donde me invitaron, trate sobre la familia pero desde el concepto de familia de Dios. Y les decìa que la familia existe en línea sanguínea como en espiritual. Les preguntè ¿què nos hace una misma sangre a pesar de ser de padres carnales distintos, esto sin el bautismo? Una de las catequistas contesto oportunamente “el pecado”. Así es, iniciamos siendo hermanos porque somos hijos de Adàn y Eva, de quienes heredamos el pecado original. Luego, viene Cristo y nos otorga con su gracia la amistad con Dios, siendo que nos transforma en hijos adoptivos del Altìsimo. 

Traigo esto a colaciòn porque algunos hermanos manejan la idea que los lazos fraternos sòlo se dan si convivimos o estamos bajo un mismo techo. Eso se llama convivencia pero la misma puede tenerla gente no afín entre sí, como es en un cine, en una cafetería o en un hospital psiquiátrico.
Claro esta que es muy bonito convivir pero el amor fraterno que nos entrelaza y une se llama Jesùs Eucaristìa, oraciòn y vida de la gracia. 

Tengamos presente que cuando oramos el Pater Noster lo hacemos en plural y sin vanas repeticiones, pensando en cada palabra que decimos durante nuestra oraciòn. Lo hacemos unos por otros o ponemos nuestro pensamiento en alguna persona o grupo cual hermanos en Cristo que somos, màs allà de fugaces emociones. 

Y tù, cuando rezas, ¿te sientes hermano de tus hermanos en Cristo, estén o no cerca de ti siempre?


Josè Mendoza, O.P. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario