domingo, 1 de septiembre de 2019

Humildad, virtud para combatir la soberbia

Siempre la gente menos humilde suele tachar a otros de no ser humildes, y es que la aceptación de la propia realidad lleva a aceptar las limitantes de los demàs. Dicha aceptaciòn (de la propia fragilidad) no significa que no debemos luchar por ser virtuosos y coherentes con nuestra fe. Es ahi donde entra en juego la humildad: sabiendo lo que somos, aceptando lo que no podemos y recurrir a Aquel que todo lo puede. 

Las lecturas del dia de hoy tienen por tema centra la humildad. 

Misma que se manifiesta con la dependencia que tenemos de la soberanía de Dios, de sus dones y de su sabiduría. “Sin mi nada podèis”, dice el Señor.

Cuando no somos arrebatados en querer imponer a otros nuestro parecer, nuestros criterios, nuestros juicios inconscientes, buscando sòlo servirles con caridad, es que estamos viviendo la virtud de la humildad, y aceptando las humillaciones con gratitud al Todopoderoso que no quiere sino nuestro bien, es que curamos nuestra alma de la soberbia. 

Oremos a Dios con insistencia pidiéndole nos conceda la gracia de la conversiòn y de la perserverancia final.

Josè Mendoza, O.P.

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