Màs que pensar en las condiciones de cada una de las puertas, en lo que se debe cumplir o dejar de hacer, incluso, màs que la elecciòn que vas a tomar; quiero centrarme en un punto particular: la virtud de la obediencia.
Segùn tu escala de valores seràn las cosas que concibas por buenas, necesarias y urgentes.
La obediencia sumisa al Todopoderoso que nos marca el camino que hemos de vivir, va a proyectarte por el sendero de la puerta estrecha, con todo y las vicisitudes de la vida cotidiana y contradicciones a nuestros planes establecidos. Cuando èstas se presenten y sigamos firmes en nuestra decisión por ser y vivir conherentes con la Verdad, evaluarèmos la medida de nuestra obediencia ante la Voluntad del Altìsimo. Para caber por esta puerta, hace falta, obedecer con y por caridad, buscando agradar a Dios en todo.
No se trata de condicionantes externas, sino de nuestra disponibilidad interior, ahi es donde nos venceremos día a día, buscando siempre lo que agrada a Dios. Esa es la puerta estrecha, por donde muchos inflados de ego y cabezotas no saben ni quieren entrar, aunque ellos te hablen grandezas de Dios.
La puerta estrecha contradice a la anchura de nuestras tendencias hedonistas y egocéntricas. Pero, es que para llegar al cielo, hace falta estar liviano y ser conducidos por el amor de Dios, expresado en obras concretas de misericordia al pròjimo.
Josè Mendoza, O.P.
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