domingo, 3 de noviembre de 2019

Fidelidad y bondad

Las palabras de Jesùs son fieles en su cumplimento y bondadosas en sus obras para con los pecadores. Asi nos lo enseña el Evangelio de hoy. Vemos a Jesùs posando sus ojos en un publicano, hombres corruptos enriquecidos a costillas de los demás, pero Jesùs decide ir a su casa y comer con èl, compartir en familia. La salvación llega a la vida de Zaqueo, cosa que se traduce en obras de misericordia, justicia y penitencia. 

Todo eso se ve bien y se siente magnífico, pero, seamos honestos, no siempre sentimos la bondad de Dios ni creemos en sus palabras. De lo contrario, nadie andaría por ahi frustrado o molesto. 

¿Esto es culpa de Dios? No. Es culpa nuestra por no cimentar nuestra vida en la oración, en los sacramentos y en las obras de misericordia, pensando solamente en lo contingente y nunca en prepararnos para la eternidad. El que vive para lo material gozará de pan ahora y sufrirá de hambre para mañana, y muchas veces, ni siquiera del pan.

Sn. Martìn es un ejemplo de esta confianza que todos debemos manifestar a Dios. Confiar como niños, no como esclavos. 

Dios es nuestro Padre, nos ve, nos oye, nos tiene paciencia a pesar de nuestras faltas, perdona nuestros pecados cuando nos arrepentimos y hacemos la enmienda que se nos ha mandado. Cuando la conversión llega a nuestra vida es lógico que busquemos abandonar las cosas del ayer. Asi como hizo Zaqueo. Pero no siempre pasan de buenas intenciones. 

Vivamos en la actitud de hijos de Dios, hijos agradecidos y, pidamos a diario tener plena confianza en la bondad del Señor para no desperdiciar nuestra vida en cosas vanas que ni edifican ni nos inspiran a confiar. Vivir así es sufrir en balde. 

Sn. Martìn de Porres (Fray Escoba)... ora pro nobis.

Josè Roberto Mendoza


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