domingo, 1 de diciembre de 2019

¡Ven, Señor Jesùs!

Es increíble pero màs de alguno se ha puesto a pensar en este dìa sobre lo que cenará en Navidad. 

No quiero sonar pedante pero, aun no estamos en Navidad, màs bien iniciamos el tiempo litùrgico de Adviento, con el cual damos inicio al Año Nuevo Litúrgico.

La segunda lectura del apóstol Sn. Pablo, en los tres ciclos litúrgicos correspondientes a este tiempo (Año A, B y C), hablan de lo mismo: Firmerza de fe, amor y santidad. 

También Pablo nos exhorta a vivir el tiempo presente de forma coherente, absteniéndonos a dar rienda suelta a nuestras bajas pasiones, a confiar en el amor y la justicia divina. 

La Parusìa es otra cosa que tiene relación con este tiempo. El adviento no sòlo nos examina para llegar (tiempo menor) al tiempo mayor de la Pascua de la Natividad, sino que también, nos pone en alerta de vivir en la esperanza verdadera de la segunda venida del Hijo de Dios. 

Maranatha (Ven, Señor) no sòlo tiene relación con la Navidad, también con la venida definitiva, el fin de los tiempos y el establecimiento de la Nueva Jerusalén que es la Iglesia triunfante. Pero para eso, para llegar al triunfo, se ha pasar por el camino de la Cruz y la penitencia. 

En este tiempo hemos de preparar nuestro Soma, Psique y Neuma para la venida del Salvador, preparar el camino de nuestra alma para acogerlo en cada dìa, en cada liturgia, en cada Sacramento con todo el amor con que seamos capaces. 

Finalmente, Obras de Misericordia van de la mano con la oración, sino, ¿de donde tomarían su fuerza?.

Josè Roberto Mendoza 



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