El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".
Estas palabras manifiestan que no estamos huérfanos, al menos si queremos vivir conforme a los preceptos de Dios y no conforme a nuestros gustos y caprichos.
Pero Jesùs pone condiciones, exigencias, no basta recibir los mandamientos (decir Señor, Señor) hay que cumplirlos. Solo entonces se manifestará en nosotros el amor autèntico, no uno de meras palabras, y en el acto, dice el Señor, seremos amados por el Padre y Jesùs se manifestará en nosotros.
Como dice Sn. Pablo, ya no soy yo quien vive sino Cristo quien vive en mì.
La vida Cristiana no es una moda o un hacer por hacer algo para estar ocupados en la parroquia, tiene como fundamento vivir conforme a las Sagradas Escrituras en coherencia con la Tradición Viva de la Iglesia, para que así seamos lo que en el bautismo recibimos, hijos de Dios, hijos en el Hijo.
Josè Mendoza
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