domingo, 3 de mayo de 2020

Cuarto Domingo de Pascua, del Buen Pastor

El Buen Pastor da la vida por sus ovejas, ellas le oyen y reconocen su voz. 

Al Buen Pastor, que no es asalariado, no le basta con hacer el bien, además, sufre por sus ovejas.

Hoy, Jesùs hace dos comparaciones sobre sì mismo, por un lado se pone como el Pastor de ovejas, quien las cuida, las conoce y va en busca de la perdida, pero además, se describe como la puerta, por medio de la cual se entra al rebaño. 

Ya el papa Emèrtio Benedicto XVI nos regalaba la Encíclica Porta Fidei, en donde describe que el Bautismo es esa puerta para entrar en el rebaño de la Iglesia, asi que cada Sacramento se entiende como Cristo actuando hoy. Pero no basta entrar al rebaño, hace falta también vivir en el seguimiento de Jesùs. Para lo cual se exige conocer la voz del Buen Pastor, mediante las enseñanzas que recibimos en la catequesis. Pues hay ovejas que no reconoce la voz del pastor, ya que no se han preocupado en conocerle. Estas ovejas siguen las modas del mundo, y se afanan en creerse buenos pero, a la vez, rechazan la enseñanza del Pastor, cuando èste les corrige. 

Por tanto, no basta conocer a Jesùs de nombre, sino seguirle, adorándole con nuestras buenas obras de misericordia. 


Josè Mendoza

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