domingo, 27 de diciembre de 2020
Fiesta de la Sagrada Familia
domingo, 20 de diciembre de 2020
4o Domingo de Adviento
¿Te has puesto a pensar en què poderle regalar al Señor? Esa duda nos la resuelve la Virgen Marìa en su “hàgase” de entrega generosa. Y es especialmente generosa porque no se reserva nada para ella.
A Dios no le interesa nuestros bienes materiales, estos son ùtiles para amar a nuestro pròjimo ayudándoles en sus necesidades (no todas materiales) según nuestras posibilidades. Por eso digo que amamos a Dios en el pròjimo, como si fuera a nosotros mismos.
Pero muchas veces somos poco agradecidos con Dios y menos generoso con nuestras ofrendas, y no me refiero a las meramente materiales.
Dios desea nuestro amor y confianza en ese “Fiat”. Por eso Marìa es modelo de la Iglesia y de discípula de Dios. Pero, en nuestro caso, pudiera ser que no damos un SÌ generoso al Señor porque el mundo, el pecado y el demonio nos han creado la fantasía de un monstruo inmisericorde e indigno de nuestra confianza, y a eso le hemos llamado “dios”.
Qué cada uno se evalúe en su relaciòn de amor y entrega a Dios, nuestro Señor.
Estando a unos cuàntos dìas previos a la Navidad, oremos al Señor para que se prepare en nuestra alma un lugar digno, aunque maltrecho quizàs, pero que con todo el amor de que somos capaces se lo ofrecemos desde ya.
Josè R. Mendoza
domingo, 13 de diciembre de 2020
3er Domingo de Adviento
Este es el domingo de la alegrìa... por eso, se ha recitado el Magnìficat como salmo responsorial. Y las lecturas nos recuerdan los hechos maravillosos que acompañan a la venida del Salvador, para que estemos atentos desde ya, poniendo la alegrìa no en cosas pasajeras sino en los bienes eternos.
Dios se ha manifestado entre nosotros. Y nuestra alegrìa debe ser grande; una que brota del interior, en la vida de oraciòn y mediante los sacramentos, y que se traduce en obras concretas de misericordia.
Josè R. Mendoza
domingo, 6 de diciembre de 2020
2o Domingo de Adviento
En este segundo domingo de adviento, el evangelista sn. Marcos nos recuerda que la segunda venida de Jesucristo no es una vana experiencia basada en sentimentalismos, sino una realidad sacramental. Una que solo con la gracia santificante puede realizarse dar sentido pleno a nuestra vida.
El arrepentimiento y el cambio de vida son condiciones acompañantes de quien se sabe redimido por Dios.
Cuidar la boca de toda mentira, de toda malicia, obrando el bien y apartándose del Mal-igno, buscando siempre La Paz; este es el hombre justo del cual, nos dice Pedro en la 2a lectura, Dios nos rechaza.
Por tanto, mis hermanos, vivamos el adviento en conciencia de que hemos sido redimimos por Cristo desde nuestro bautismo y mediante el sacramento de la Reconciliación, y el que vive asì, ese tendrá días felices porque ama al ùnico Dios Verdadero, que es la vida del hombre.
Josè Roberto Mendoza