Me he dado a la labor de estudiar un poco a este personaje tan famoso en el mundo de la psicología, Sigmund Freud. Su ensayo, El malestar en la cultura, devela mucho de sus criterios y la tan afamada metodología propuesta por él, la maximizaciòn de la sexualidad como método asertivo para la felicidad.
No pretendo psicoanalizar a Freud, más bien, ordenando sus ideas en el entramado de la vida emocional, buscar la verdad y encarar la realidad.
No es ningún secreto que nuestra sociedad actual está cada vez más despistada de lo importante. Entre luces y el bullicio vamos haciendo catarsis de nuestras faltas morales y emotividad desquiciada. El asunto es que no sabemos darle nombre u orden a las cosas.
Divagamos entre mil cosas para justificar la vida y creernos felices.
La felicidad, creemos alcanzarla mediante cortos lapsos de tiempo condonados con ciertos artilugios como el consumismo, las sustancias intoxicantes y los momentos de placer. Para Freud, estas son las partes de un método infructuoso en la obtención de la felicidad. Su tesis se viene abajo cuando pretende que la religión, o bien los valores y virtudes cristianos, dado que desconoce falazmente de ellos; son directamente responsables de la “insatisfacción social”. Asume que la negación de uno mismo y el rito penitente son un atentado a la felicidad, dando como gran solución un método orientado a la vida sexual como albacea de la felicidad.
Poco o nada alude sobre los sentimientos y el orden de estos en la vida madura de la persona. Conocerse uno mismo, valorar los momentos y las aptitudes precedentes al acto.
En esta primera parte deseo dejar un poco esclarecido el asunto sobre el criterio anti religioso de Sigmund Freud claramente expuesto en su ensayo “el malestar en la cultura”.
Sobre el criterio, que cada uno se lo haga, siendo así lea y analice con la razòn y a la luz de la moral cristiana. Mi trabajo queda satisfecho conforme a que cada uno deguste (Sabiduría) las cosas de lo Alto.
En la 2a parte, analizarè los sentimientos en este proceso de conocerse uno mismo. Dirà alguien, “no escribió nada, no dijo nada”, bueno, es que la parte màs importante la hace el lector al investigar e ir en búsqueda de la verdad, yo hago mi parte dejando pistas.
Divagamos entre mil cosas para justificar la vida y creernos felices.
La felicidad, creemos alcanzarla mediante cortos lapsos de tiempo condonados con ciertos artilugios como el consumismo, las sustancias intoxicantes y los momentos de placer. Para Freud, estas son las partes de un método infructuoso en la obtención de la felicidad. Su tesis se viene abajo cuando pretende que la religión, o bien los valores y virtudes cristianos, dado que desconoce falazmente de ellos; son directamente responsables de la “insatisfacción social”. Asume que la negación de uno mismo y el rito penitente son un atentado a la felicidad, dando como gran solución un método orientado a la vida sexual como albacea de la felicidad.
Poco o nada alude sobre los sentimientos y el orden de estos en la vida madura de la persona. Conocerse uno mismo, valorar los momentos y las aptitudes precedentes al acto.
En esta primera parte deseo dejar un poco esclarecido el asunto sobre el criterio anti religioso de Sigmund Freud claramente expuesto en su ensayo “el malestar en la cultura”.
Sobre el criterio, que cada uno se lo haga, siendo así lea y analice con la razòn y a la luz de la moral cristiana. Mi trabajo queda satisfecho conforme a que cada uno deguste (Sabiduría) las cosas de lo Alto.
En la 2a parte, analizarè los sentimientos en este proceso de conocerse uno mismo. Dirà alguien, “no escribió nada, no dijo nada”, bueno, es que la parte màs importante la hace el lector al investigar e ir en búsqueda de la verdad, yo hago mi parte dejando pistas.
José R. Mendoza, OP
No hay comentarios:
Publicar un comentario