miércoles, 29 de noviembre de 2017

La hipocrecìa de ayer y ahora

 "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir." (Lc. 21,1-4)



El Evangelio de hoy tiene mucha concordancia con las lecturas del dìa de ayer, Domingo. Nos habla sobre dar en lo humano, no en presumirlo. Podemos caer en la loca idea que adviento es para lo netamente religioso, y si es importante, pero en la jerarquìa de verdades jamàs una devociòn estarà por encima de la liturgia. Y la liturgia propia de este tiempo nos manda a la penitencia mediante las 14 obras de misericordia. Eso serìa lo verdaderamente religioso, sin despreciar La Corona de Adviento, que nos une (religare) a Dios. 

Màs allà de dar lo que nos sobra, o contabilizarlo, hagamos un recuento de nuestras actitudes humanas para con nuestro pròjimo. El que està adentro y afuera de la casa. 

Incluso, en còmo me he tratado a mì mismos durante el año, si de manera desmedida o con lo apropiado en la razòn del acto mismo. La desproporciòn consumista en que se vive durante el adviento es reflejo de lo impreparada que està nuestra fe. De lo poco formados en la Veritas, aun cuando seamos “catequistas o con promesa perpetua”. De no reflejarse con actos concretos de misericordia en lo humano, bien dice Santiago, es porque no tengo fe. 
La Iglesia con la liturgia nos prepara a vivir el tiempo mayor de la Navidad, que aùn no es.
Pidamos al Padre con fervor, para que esta preparaciòn a la dulce espera, nos llene del propòsito firme de la conversiòn. 

El dominico ha de ser crìtico y propositivo. No un hipòcrita en blanco y negro. 

Josè R. Mendoza, OP








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