Hace un par de semanas tuve el gusto de predicar en un parroquia en donde me invitaron, trate sobre la familia pero desde el concepto de familia de Dios. Y les decìa que la familia existe en línea sanguínea como en espiritual. Les preguntè ¿què nos hace una misma sangre a pesar de ser de padres carnales distintos, esto sin el bautismo? Una de las catequistas contesto oportunamente “el pecado”. Así es, iniciamos siendo hermanos porque somos hijos de Adàn y Eva, de quienes heredamos el pecado original. Luego, viene Cristo y nos otorga con su gracia la amistad con Dios, siendo que nos transforma en hijos adoptivos del Altìsimo.
Traigo esto a colaciòn porque algunos hermanos manejan la idea que los lazos fraternos sòlo se dan si convivimos o estamos bajo un mismo techo. Eso se llama convivencia pero la misma puede tenerla gente no afín entre sí, como es en un cine, en una cafetería o en un hospital psiquiátrico.
Claro esta que es muy bonito convivir pero el amor fraterno que nos entrelaza y une se llama Jesùs Eucaristìa, oraciòn y vida de la gracia.
Tengamos presente que cuando oramos el Pater Noster lo hacemos en plural y sin vanas repeticiones, pensando en cada palabra que decimos durante nuestra oraciòn. Lo hacemos unos por otros o ponemos nuestro pensamiento en alguna persona o grupo cual hermanos en Cristo que somos, màs allà de fugaces emociones.
Y tù, cuando rezas, ¿te sientes hermano de tus hermanos en Cristo, estén o no cerca de ti siempre?
Josè Mendoza, O.P.