domingo, 16 de febrero de 2020

El don de la libertad

Puedes elegir entre el fuego y el agua, segùn lo que escoges así será lo que recibas. Puedes hacer lo que quieras, pero recuerda, Dios a nadie le ha dado permiso de pecar. 

La libertad es un don tan maravilloso que nos puede hacer libres para amar o esclavos de nuestras bajas pasiones. 

Cualquiera en su sano juicio dirá, ¿por què elegiría el fuego si me voy a quemar?, mejor el agua que es fresca y sacia la sed.

Esto es fácil decirlo cuando conocemos los efectos de nuestra elección. Pero no siempre es así, entonces, ¿por què elegimos el mal si sabemos que el bien es màs apetecible? porque, si nuestra inteligencia esta nublada por la ignorancia y nuestra voluntad esta encadenada por la negligencia con que nos escudamos para no dedicar tiempo al estudio de la ciencias sagradas, lectura bíblica y oración (sacramental y personal), difícilmente poseeremos la luz que nos indique el camino. 

Por tal razón, es importante formar nuestros sentimientos y escala de valores, no sòlo el intelecto. No sea que después seamos expertos en constituciones, decretos, reglas, etc. (cosa que esta muy bien), pero a la vez seamos incapaces de mover un dedo por cumplir con nuestros deber cristiano, en tal caso nuestra justicia no sería mejor a la de los Escribas y Fariseos (seríamos cristianos de mera apariencia).

Entonces, segùn la escala de valores que poseamo así sabremos o creeremos poder distinguir entre el bien y el mal, y seguir dichas desiciones, asumiendo consecuencias para luego recapitular  en nuestras actitudes. 
Es lamentable decirlo pero, pudiera ser que muchas almas estarán en el purgatorio y/o infierno por pecados cometidos en la debilidad. 

En este domingo, Jesùs nos invita a pensar en como ejercemos nuestra libertad y valorar este don cual anticipó de los bienes eternos de los cuales gozaremos si elegimos al Sumo Bien por enciman de nuestras pasiones. Quien no es capaz de quitarse esas cosillas que le atan al mundo y le alejan de Dios, serà echado con todo su cuerpo al Fuego Eterno. 

Repito, Dios a nadie le ha dado permiso de pecar. No creamos que por no saber si estoy pecando (tenemos los Mandamientos y la Ley natural), ya por eso, estoy justificado. 

Josè Mendoza




1 comentario:

  1. Vivamos siguiendo la locura de la Cruz, para tengamos la sensatez de la prudencia ante el pecado

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