De Dios que es la vida y la luz, emanan nuestra inteligencia y voluntad, que son nuestra realidad, somos seres de carne, con inteligencia y voluntad. El mundo sin la luz eficiente de Dios queda a oscuras, en la ignorancia, en la maldad. Dios se hace presente, tomando nuestra naturaleza semejantes en todo menos en el pecado. ¿Por què no en el pecado? pues el pecado no es obra de Dios ni el ideal de la criatura que èl pensó. El pecado no es parte de nuestra naturaleza humana. Es màs bien como un parásito. Cuando decimos que ciertas actitudes nos cuesta corregir es porque nos hemos acostumbrado al pecado, y esta no es màs que una excusa para dirimir en el combate contra nosotros mismos. Es un signo de la mediocridad decir “me equivoco porque soy humano”. No, nos equivocamos porque somos pecadores y poco o nada hemos hecho para combatirlo. Tomemos conciencia de la Encarnación y esforcémonos con responsabilidad por que también nosotros seamos pesebre donde Jesùs repose por días sin termino.
Josè Miranda, laico dominico.