martes, 12 de mayo de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia 
Sermones para el domingo y las fiestas de los santos 


“Si no me voy, el Defensor no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré”

El Espíritu Santo es el trigo que nos reconforta en el camino hacia la patria, es el vino que nos alegra en la tribulación, el aceite que suaviza las amarguras de la vida. Era necesario a los apóstoles este triple auxilio porque debían ir a predicar al mundo entero. Es por eso que Jesús les envía el Espíritu Santo. Ellos quedan llenos de él –llenos a fin de que los espíritus impuros no tengan ningún poder sobre ellos: cuando un vaso está colmado, nada se le puede añadir. 

El Espíritu Santo “os enseñará” (Jn 16,13), para que sepáis; os sugerirá, para que queráis. Es él el que da el saber y el querer; añadamos nuestro “poder” según la medida de nuestras fuerzas, y seremos templos del Espíritu Santo (1C 6,19) 

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