San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermones sobre el evangelio de san Juan, 123
El Señor pregunta a Pedro sí le ama, lo sabía ya, de nuevo le pregunta no una sino dos y tres veces; y cada vez Jesús le confía el cuidado de pastorear sus ovejas. A su triple reniego responde con una triple afirmación de amor; ha hecho que su lengua sirva como su amor al servicio de su miedo, ha hecho que su palabra testimonie también claramente ante la vida lo que hecho ante la muerte. El ha dado una prueba de su amor ocupándose del rebaño de su Señor, como ha dejado rengando su miedo al Pastor.
Evidentemente deben los que se ocupan de las ovejas de Cristo, con la intención de hacerlas sus ovejas, hacer que tengan el afecto de Cristo en lugar de poner el de ellos por Cristo; es el deseo de la gloria y de dominar, el provecho propio el que les conduce y no el deseo de obedecer amando, de socorrer y agradar a Dios. Esta palabra repetida tres veces por Cristo condena que el apóstol llore al buscar su interés más que el de Jesucristo (Flp 2, 21). Qué significan en efecto estas palabras : ¿«Me amas»? Apacienta mis ovejas. El dice: Sí me amas no te ocupes de ti sino de mis ovejas; míralas no como tuyas sino como mías; busca en ellas mi gloria y no la tuya, mí poder y no el tuyo: mis intereses y nos los tuyos. No nos amemos por tanto nosotros mismos, amemos al Señor, ocupándonos de sus ovejas, buscando el interés del Señor sin inquietarnos del nuestro.
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