jueves, 30 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 13, 16_ 20
"El servidor no es màs grande que su Señor, mi el enviado màs grande que el que lo envìa".

Con estas palabras entendemos que, en el Reino de los cielos, es en el servicio donde recide el verdadero poder. Y nadie se debe ingreir, ninguno de nosotros, por mucho que sepa, que haga o hay hecho, por bonito que hable, instrumentalice alabanzas, escriba o comprenda las Escrituras, sea artista del lienzo, con sus manos o la actuaciòn, como fuera, todo es para el servicio de los demàs. 

Sea tambièn desde la cocina, en la fàbrica, la escuela, los hospitales, las ofcinas de gobierno o en las jurìdicas, los talleres o una venta ambulante, todo somos enviados por el Señor para hacer el bien y anunciar la Buena Noticia de Salvaciòn. 

Somos bautizados, no estamos en competencia, sino al servicio de aquel, de quien proceden todos los dones. 

Josè Miranda, laico dominico. 

miércoles, 29 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Orígenes (c.185-253), presbítero y teólogo 
Homilías sobre el Génesis 1, 5-7 (SC 7) 


“Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.”

Cristo es la luz del mundo (Jn 8,12) que ilumina a la Iglesia con su luz. Y como la luna recibe su luz del sol para que ella ilumine la noche, así la Iglesia, recibiendo la luz de Cristo ilumina a todos aquellos que se encuentran en la noche de la ignorancia... Cristo es, pues, la verdadera luz del mundo “que con su venida al mundo ilumina a todo hombre” (Jn 1,9), mientras que la Iglesia, recibiendo su luz, se hace luz del mundo, “iluminando a los que están en tinieblas” (cf Rm 2,19), según las palabras del Señor a sus discípulos: “Sois la luz del mundo.” (Mt 5,14) De ahí que Cristo es la luz de los apóstoles y los apóstoles, a su vez, son la luz del mundo.

martes, 28 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Sn. Juan 10, 22_30

"El Padre y yo somos una sola cosa".

Me puedo imaginar la cara de los judios al oir estas palabras, Jesùs se hace semejante al Padre, por lo tanto, ¡es Dios!. Pero Jesùs no hablaba sin autoridad: "las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mi".
¿Por què Jesùs se pone en lugar de siervo, cuando dice "Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos?... Habla de su semejanza con el Padre, y de una filiaciòn divina, pero sigue siendo siervo. Precisamente porque a eso ha venido, a cumplir con la voluntad de su Padre, que es tambièn la suya, redimir a la humanidad de manera gratituta y por misericordia. 
¿De donde aprendiò esta actitud?... humanamente, podrìamos decir que de la Sierva del Señor, hàgase en mi segùn tu Palabra. 

¡Y nosotros!, ¿amamos hacer la voluntad del Señor?, ¿o nos contentamos con vivir sin la misericordia? 

Josè Miranda, laico dominico.

lunes, 27 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 10,1_10
"Yo he venido para que las ovejas tengan vida, y al tengan en abundancia".

Jesùs nos advierte sobre el ladròn, el que engaña y seduce para robarnos la fe, ese entra por otra parte, es decir, no viene de la Verdad, sino de las pasiones humanas, y quiere seducir a la humanidad para que desconfiando del Señor no le sigamos, como hiciera en el principio con Adàn y Eva.

En cambio, Jesùs dice de sì que es "la puerta por donde entran las ovejas", esta es la puerta de la fe, que recibimos en el bautismo. De ahi que los sacramentos son "Jesùs, actuando hoy en la Iglesia". 

Y mediante los sacramentos de la Sta. Iglesia Catòlica, recibimos gracia santificante y la vida eterna, ademàs de una vida con sentido en esta tierra, a eso se refieren las palabras "en abundancia". 

Vemos pues lo importante de conocer la doctrina. De ahi procede la voz del pastor que nos congrega en la Iglesia. Y quien desconoce la doctrina, desconoce a Cristo. 

Josè Miranda, laico dominico.

domingo, 26 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 10, 11_18
"Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas".

El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no peretenecen las ovejas, cuado ve venir al lobo las abandona y huya, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Es porque el asalariado no se preocupa por sus ovejas. Semejante a quien no asume su propia realidad desde el contexto social en que vive, el que no hace lo que puede con lo que tiene, y se contenta con criticar, codiciar y renegar de los demàs. El buen pastor hace lo que està a su alcance y no escatima esfuerzos pues conoce a sus ovejas, sabe lo que necesitan y les ayuda en todo lo que puede. El padre de familia, el patròn o jefe, el gerernte de la empresa, el maestro en su salòn de clases, la ama de casa, el estudiante que se prepara para ser el profesionista del mañana; ellos y todos los demàs, en su complejidad son pastores que debe orientar a su familia, a sus subordinados, a los amigos, y orientarlos a todos hacia los bienes celestiales. Facilitàndoles lo propio para que logren su plena perfecciòn. 
Sin embargo hay otras ovejas que no son del rebaño y tambèn èstas debe volver a casa. Para nosotros esto se puede entender como dar el esfuerzo extra en nuestras obligaciones, hacer lo que nadie ha hecho y mejorar en lo posible la realidad de los demàs. Hacer lo mejor como se nos pide pero tambièn lo que podemos hacer de màs... lo que nadie te pagarà, ni te agradecerà, es màs, nadie quizàs lo vea. Pero Dios, que ve en lo secreto, te premiarà en lo secreto.

Sabemos que pertencemos al buen Pastor. Pertenecer a este su rebaño, la Iglesia, como bautizados nos asegura el acceso a su infinita misericordia mediante los sacramentos y las enseñanzas del Magisterio. 

Josè Miranda, laico dominico.

sábado, 25 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


San Ireneo de Lyon (c.130-c.208), obispo, teólogo y mártir 
Contra las herejías, I, 10,1-2; PG 7, 550-554) 


San Marcos transmite la fe de los apóstoles al mundo entero

La Iglesia, diseminada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, recibió de los apóstoles y de sus discípulos la fe en un solo Dios Padre todopoderoso, que “hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen” (Ex 20,11; Hch 4,24); y en un solo Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó por nuestra salvación; y en el Espíritu Santo, que por los profetas anunció los planes de Dios, el advenimiento de Cristo, su nacimiento de la Virgen, su pasión, su resurrección de entre los muertos, su ascensión corporal a los cielos, su venida de los cielos, en la gloria del Padre, para “recapitular todas las cosas” (Ef 1,19) y resucitar todo el linaje humano, a fin de que ante Cristo Jesús, nuestro Señor, Dios y Salvador y Rey, por voluntad del Padre invisible, “toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame” (Flp 2,10-11) a quien hará justo juicio en todas las cosas.

La Iglesia, pues, guarda diligentemente la predicación y la fe recibida, habitando como en una única casa; y su fe es igual en todas partes, como si tuviera ”una sola alma y un solo corazón” (Hch 4,32), y cuanto predica, enseña y transmite, lo hace al unísono, como si tuviera una sola boca. Pues aunque en el mundo haya muchas lenguas distintas, el contenido de la tradición es uno e idéntico para todos. Las iglesias de Germania creen y transmiten lo mismo que las otras de los Íberos o de los Celtas, de Oriente, Egipto, Libia o del centro del mundo [la Tierra Santa]. Al igual que el sol, criatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así también la predicación de la verdad resplandece por doquier e ilumina a todos aquellos que quieren “llegar al conocimiento de la verdad” (1Tm 2,4).


viernes, 24 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 6, 52_59
"El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mì y yo en èl". 

Nuevamente la invitaciòn està dirigida a la recepciòn de la Santa Eucaristìa. Ahora ya no es sòlo el alimento del cuerpo, salud del alma y viàtico para la vida eterna, ahora tambièn nos la da como signo de la filiciòn divina. 
Asì, el cristiano que la recibe dignamente, se incorpora a la familia de Dios de manera total y autèntica; esta es la relaciòn: por el bautismo somos insertados en la gracia, en la confirmaciòn fortalecidos como piedras vivas de la Iglesia y, en la Eucaristìa, incorporados en la vida divina, siendo que al comer y beber de Cristo, concreta en nosotros El Reino de lo Cielos. 
El Señor vino y se ha quedado con nosotros, por nosotros y para llevarnos al padre,y ser todos en èl, una sola cosa. 

¿Comulgarèmos con indiferencia de ahora en adelante?

Josè Miranda, laico dominico. 

jueves, 23 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Sn. Juan 6, 44_51

"El pan que yo darè es mi carne para la Vida del mundo".

Nadie puede llegar al conocimiento de la Verdad sino es atraìdo por el Padre, por su deseo, por el bautismo en la Sta. Iglesia Catòlica. El pan es la carne de Cristo, para dar vida al mundo, un mundo de antivalores. Dar vida es dar sentido, iluminarla y ser en caridad un don para los demàs. Nuetra vida es un don para los demàs. Y en todo cuànto hagamos y digamos, reflejar a Cristo es nuestra labor como bautizados. Quien no se encuentra, es porque aun no se ha identificado con Cristo. El laico vive en la realidad, arranca de los Sacramentos, y la transformar desde su cotidianidad. Esta es la evangelizaciòn de lo urbano: "denles ustedes de comer”. 

Josè Miranda, laico dominico.

martes, 21 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan, 6, 30_35
"Yo soy el pan de Vida. El que viene a mì jamàs tendrà hambre, el que cree en mi jamàs tendrà sed".

Yo soy (Yahvè), dice Jesùs, el pan bajado del cielo, que da el Padre. Vino al mundo y fue puesto en el pesebre, lugar donde comen las bestias, nace en Belèn (la ciudad del pan), celebra la ùltima cena instityendo la Eucaristìa, con vino y pan, y los discìpulos de Emaùs lo reconocen partiendo el pan. ¿Casualidad? nunca. Màs una crìtica narrativa. Pero està claro que el Señor habla de sì mismo y nos anuncia la dimensiòn salvìfica presente en sus Sacramentos, confieza que es èl y no un "pudiera ser" ni una representación, sino su presencia real y plena en el vino y el Pan, que da la vida eterna. 

La pascua es una oportunidad maravillosa para revalorizar estos misterios y nuestra vida de fe, para pasar de catòlicos "calienta bancas" a autèntidos testigos de Jesucristo. 

Josè Miranda, laico dominico. 

lunes, 20 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

  • Presentaron testigos falsos

Todo discípulo de Jesús ha de seguir sus pasos, vivir sus actitudes, realizar lo que San Pablo llama el proceso de cristificación. “Sufro dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros”. Pero hay algunos cristianos que llegan a vivir situaciones personales como las de Jesús. Es el caso de Esteban, cristiano de la primitiva iglesia. Hombre “lleno de gracia y de poder, que realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo”, y todo ello en nombre de Jesús el Resucitado. Algo que molestó a ciertos judíos de la sinagoga de los Libertos, que veían amenazada su religión. A Jesús también le pidieron explicaciones de sus curaciones y signos. También Esteban discute con ellos pero sus adversarios “no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba”. El mismo Jesús siempre pronunciaba palabras muy por encima de sus oponentes, porque “Yo hablo lo que he visto en el Padre… Mi doctrina no es mía, es de quien me ha enviado”.
No teniendo mejores argumentos acuden a testigos falsos para que testifiquen con mentira en su contra: “Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios”. La misma situación que sufrió Jesús en su injusto proceso. En este pasaje de la primera lectura, no se relata el desenlace de Esteban. Pero sabemos que fue el mismo que el de Jesús. Fue martirizado, aunque su final, al igual que Jesús, no fue la muerte, sino la resurrección a una vida de eterna felicidad.
  • “¿Por qué me buscáis?”

Ciertamente hay que alabar al que en nuestro mundo luche por solucionar el problema del hambre en cualquier parte del mundo. Merece un gran aplauso. Pero Jesús ya nos advirtió que “no sólo de pan vive el hombre”. Por eso, además de saciar el hambre de pan de sus oyentes, en alguna ocasión nos ofrece el alimento que sacia el hambre de sentido, el hambre de absoluto, el hambre de esperanza, el hambre de eternidad, el hambre de felicidad. Algo que el hombre necesita tanto o más que el pan material.
Jesús, a propósito de lo que relata el evangelio de hoy, preguntó a sus buscadores de entonces y a nosotros, sus buscadores de ahora, sobre la verdadera razón de nuestra búsqueda: “¿Por qué me buscáis?”. No es una pregunta retórica. Por desgracia, en nosotros no todo es limpio como el agua clara. En nuestra búsqueda y seguimiento de Jesús, además de motivos limpios, hay también, a veces, deseos de prestigio, de poder, de la alabanza de los demás, de cubrir solo las necesidades materiales… En el evangelio de hoy Jesús, queriendo purificar nuestro corazón, nos pregunta: ¿Por qué me buscáis?
Fray Manuel Santos  SánchezFray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)

domingo, 19 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Lucas 24, 35_48
"Se apareciò en medio de ellos".

Jesùs viene a nuestras vidas de manera real y concreta, como un amigo que encontramos a nuestro lado. No es un jefe militar ni un dictador o uno de esos lìderes religiosos que saben mucho pero no hacen nada.  El Señor quiere estar ahi donde esta la Iglesia, en medio de ella. 
Los discìpulos compartieron el pan y le reconocieron por sus gestos y palabras, experimentaron su presencia y creyeron. Luego salieron alegres a anunciar la Buena Noticia, siendo testigos de lo Revelado. 
Esta es una excelente muestra de còmo vivir la semana, tras haber oído y reflexionado su palabra y comido sacramentalmente, ahora es tiempo de la alegrìa y de dar testimonio en la familia, en el trabajo, en la sociedad en general y, de nueva cuenta, tambièn en nuestra labor pastoral. 

Como dice la alabanza: "¡Somos testigos de la resurrecciòn. Èl està aquì, està presente, es vida y es verdad!".

Josè Miranda, laico dominico. 

sábado, 18 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Oración llamada “de Pedro y de los demás apóstoles”

“Tú te abriste un camino por las aguas, un vado por las aguas caudalosas” (Sl 76,20)

Santo eres tú, Señor, Dios todopoderoso, 

Padre de nuestro Señor Jesucristo, 

el paraíso de la felicidad, el cetro real, 

el amor suntuoso, la esperanza cierta… 


Santo eres tú, Señor Dios, 

tú eres “el Rey de los reyes y Señor de los señores. 

Sólo tú posees la inmortalidad. 

Tú habitas en una luz inaccesible 
que nadie ha visto jamás” (1Tm 6,15-16). 

Tú te paseas sobre las alas del viento (Sl 103,3); 

tú has creado el cielo, la tierra y el mar 

y todo lo que contienen (Hch 4,24). 


Tú tienes a los vientos por mensajeros 

y al fuego llameante por ministro (Sl 103,4); 

tú has creado al hombre a tu imagen y semejanza (Gn 1,26), 

tú has medido el cielo con tu palmo 

y la tierra entera con el dedo de tu mano (Is 40,12). 

Sí, tus obras son bellísimas en tu presencia.


viernes, 17 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Sermón sobre san Juan, 24, 1.6.7; CCL 36, 244 


“La gente entonces, al ver el signo que había hecho Jesús, decía: ‘Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo"

Gobernar el universo es, verdaderamente, un milagro más grande que saciar el hambre a cinco mil hombres con cinco panes. Y nadie se sorprende de ello, y en cambio la gente se extasía ante un milagro de menor importancia porque sale de lo ordinario. En efecto ¿quién es capaz de mantener todavía hoy el universo sino aquel que con algunos granos creó las cosechas? Cristo, pues, hizo lo que Dios hace. Sirviéndose de su poder de multiplicar las cosechas a partir de unos pocos granos, multiplicó cinco panes en sus manos. Porque el poder se encontraba en las manos de Cristo, y estos cinco panes eran como semillas que el Creador de la tierra multiplicaba sin ni tan sólo confiarlos a la tierra.

Esta obra fue puesta ante nuestros sentidos para hacernos elevar nuestro espíritu…Así nos es posible admirar “al Dios invisible al considerar sus obras visibles” (Rm 1,20). Después de habernos desvelado la fe y purificados por ella, podemos incluso desear ver, no con los ojos del cuerpo, al Ser invisible que conocemos a partir de las cosas visibles… En efecto, Jesús, hizo este milagro para que lo vieran los que se encontraban allí, y lo pusieron por escrito para que nosotros lo conozcamos. El efecto que en ellos hizo la vista, en nosotros lo hace la fe. También nosotros reconocemos en nuestra alma eso que los ojos no han visto, y recibimos el más bello elogio, puesto que es de nosotros que se ha dicho: “Dichosos los que creen sin haber visto” (Jn 20,29).


jueves, 16 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 3, 31_36
"El que se niega a creer en el Hijo no verà la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre èl". 

Es curioso que este texto vaya luego del versìculo de oro. Tambièn recalca que la fe en el Hijo trae la vida eterna. Pero ahora resurge la polèmica entre el castigo y la ira de Dios. Lo que despierta su descontento no son nuestras acciones por falta de pureza sino por falta de fe. Dios sabe que nos equivocamos y mucho, para eso nos ha dejado el sacramento de la Reconciliaciòn. Lo que perturba su obra de salvaciòn es nuestra incredulidad. Perturba mas no interrumpe. Es porque Dios, en su infinita misericordia no desea que nadie se condene. A veces es frustrante cuando, quienes amamos, no se den cuenta de lo que hacemos por ello, y todavìa màs, lo desperdician gloriandose como si pudieran hacerlo por ellos mismos. A eso se le llama ingratitud. El que se niega a creer en la Iglesia, en los sacrametos, en la Doctrina, niega a Jesucristo, Señor y fundador de todo. Este, que da un "no rotundo a Dios", se acarrea asì mismo la ira de Dios. Dicha ira consiste en que, sin dejar de amar a su creatura, no soporta el pecado en ella, su falta de confianza en la Divina Misericordia. Y respetando el deseo de la misma, le permite vivir eternamente en el estado de la total ausensia de la gracia (el infierno)
Cuando pensemos que no podemos cambiar para mejorar o no nos merecemos el amor de Dios, y por esa mentira desistimos de la confesiòn y comuniòn, oraciòn y demàs bienes espirtuales, estamos dando pasos firmes hacia  la ira divina. 
Sea dicho de paso, la misericordia es lo contrario a la Ira. Yo decido cual deseo para mì. Nadie se merece por mèrito propio el infinito amor de Dios, sòlo quienes se conviertan y crean en la Buena Noticia del Evangelio de Jesucristo. 

Josè Miranda, laico dominico. 

miércoles, 15 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Sn. Juan 3, 16_21


“El versìculo de oro".

En esto consiste el juicio:
Creer en Jesucristo, luz del mundo, y obrar conforme a la verdad, poniendo de manifiesto que lo hacemos en Dios. 
Y por el contrario, empecinarnos en el mal, alejarnos de la luz de la verdad, apartarnos libre y racionalmente de los sacramentos de la Iglesia Catòlica; dando un "no" definitivo al amor de Dios, ahi estarà nuestra nuestra condenaciòn. 
En sìntesis, si tenemos fe y actuamos conforme a la Verdad, tendrèmos la Vida Eterna, de lo contrario, irèmos a la condenación, y todo por nuestras libres elecciones. 

Dios no quiere que nadie se condene, pero queda en nosotros, seres racionales, tomar una buena decisiòn. Y para hacerlo necesitamos sanar  la conciencia, ir de la mano de la Iglesia, Madre y Maestra, de su Sana Doctrina (que son las Enseñanzas del Magisterio), debidamente bautizados, tomando el alimento de la Celebraciòn dominical, acompañado de la Confesiòn. 

Josè Miranda, laico dominico. 


martes, 14 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 3, 7b_15
"Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿còmo creeràn cuando les hable de las cosas del cielo?".

Ustedes tienen que nacer de lo alto... del Espìritu Santo, en la Santa Iglesia Catòlica que difunde la Sana Docrina. 

Pero pasa que muchos andan por ahì hablando de cosas que no conocen y con un fundamento risible. Si no somos capaces de transformar nuestra realidad aquì en la tierra es porque estamos dando un testimonio muy pusilànime, dèbil. El fundamento està en la Iglesia, custodia de toda la Verdad (1a. Tim. 3, 15). 
A diario me toca confrontar mis propias limitantes, mis miedos y mi carnalidad, pero esto no me limita en mi ansias por buscar a Dios, de encontrarnos en la oraciòn de la mañana y la tarde, para agradecerle por el alimento, la vida y mis bienes, y compartir  dichos bienes con mis hermanos màs necesitados.
Nos hallamos necesidades por doquier, las atendemos segùn nuestras posibilidades, en la generosidad de nuestro corazón. 

El Señor nos socorra con su presencia Sacramental y nos colme de su gracia para que, a ejemplo suyo, tambièn nosotros seamos capaces de cumplir con su voluntad, dar testimonio de nuestra fe y vencer, por sus mèritos, al mundo (que son los antivalores).

Josè Miranda, laico dominico. 

lunes, 13 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Catecismo de la Iglesia Católica 

1212-1216 


"Nacidos del agua y del Espíritu

El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu  y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión "El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra". 

    Este sacramento recibe el nombre de ”bautismo” en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa "sumergir", "introducir dentro del agua"; la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección con El ( Rm 6,3-4) como "nueva criatura" (2 Co 5,17; Ga 6,15). Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo” (Tt 3,5), porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3,5). 


    Este baño es llamado iluminación porque quienes reciben esta enseñanza (catequética) su espíritu es iluminado..." (S. Justino). Habiendo recibido en el bautismo al Verbo, "la luz verdadera que ilumina a todo hombre" (Jn 1,9), el bautizado, "tras haber sido iluminado" (Hb 10,32), se convierte en "hijo de la luz" (1 Ts 5,5), y en "luz" él mismo (Ef 5,8) “El Bautismo es el más bello y magnífico de los dones de Dios...lo llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque, es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios (S. Gregorio Nacianceno).


domingo, 12 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia 
Catequésis 21, 1-3 


"Recibid el Espíritu Santo"

        Hermanos, bautizados en Cristo, revestidos de Cristo (Ga 3,27) habéis sido configurados al Hijo de Dios. Porque Dios que nos ha predestinado a la adopción filial (Rm 8,29) nos ha creado (Gn 2,7) a imagen del cuerpo glorioso de Cristo... Sois «cristos» ya que habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo. Todo lo que se ha realizado en vosotros es imagen de lo que se realizó en Cristo, ya que sois su imagen.  (Gn 1,27) 


        Cuando Cristo, sumerigo en el Jordán subió de las aguas, descendió sobre él el Espíritu Santo. Al igual vosotros, salidos de las fuentes bautismales, habéis sido ungido con el sagrado crisma. Este sello con que el mismo Cristo fue marcado, es el Espíritu Santo. ... Cristo, en efecto, no fue ungido por hombres. El Padre es quien lo estableció Salvador del universo y lo ungió con Espíritu Santo, tal como lo proclamó David: Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo sagrado, ante todos tus compañeros... (Sal 44, 8) 


        Así como Cristo fue realmente crucificado, sepultado y resucitado, también vosotros, por el bautismo, habéis sido admitidos a participar simbólicamente en su cruz, en su sepultura y en su resurrección. Esto mismo vale también para la unción: Cristo fue ungido con óleo de alegría espiritual, por el Espíritu Santo..., porque él es fuente de alegría espiritual. Y vosotros habéis sido ungidos de un óleo santo que os ha convertido en compañeros de Cristo mismo. Primero os han ungido en la frente para liberaros de la vergüenza del primer Adán y poder contemplar con el rostro descubierto, como en un espejo, (2Cor 3,16) la gloria de Cristo.


sábado, 11 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Marcos 16, 9_15
"Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Notivia a toda la creaciòn".

La Buena Noticia del Evangelio consiste en el anuncio de la Salvaciòn de Dios (Gen. 3, 15) y el perdòn de los pecados. Vamos pues, a anunciar que Jesucristo ha resucitado. En esto creemos todos los bautizados como garantes testigos: Que Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, habrìa de ser crucificado a causa de nuestros pecados, muerto y al tercer dìa resucitò. Y ahora està sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrà con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrà fin.
En esto consiste la vida de la Iglesia, la comuniòn de los santos, que por medio del bautizo... estemos unidos a Cristo Jesùs, nuestro Señor y Salvador, con amor fraternal en la unidad, por los siglos de los siglos. 

Josè Miranda, laico dominico.



viernes, 10 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

San Juan 21, 1_14
"A pesar de ser tantos, la red no se rompiò"

En esto pone su confianza el misionero de Cristo, el catequista, el sacerdote, los esposos y padres de familia, y todo aquel que se entrega de lleno a la labor apòstòlica. En que el Señor no abandona la Obra de sus manos. Y somos la obra de sus manos. La red no se rompiò a pesar de ser tan abundante la pesca. Pesca que no hubiera sido posible sin las indicaciones del Señor desde la orilla del mar de Tiberiades. De igual manera sigue guiando a su Iglesia por medio de las enseñanzas del Magisterio.  
Me ha tocado la experiencia que, a cortos minutos de tener algùn desperfecto, el Señor ha velado por nosotros y nos ha facilitado sin complicaciones, los medios para llegar a casa. Somos misioneros y hacemos lo posible desde lo posible, al Señor le confiamos lo imposible. 
Vale la pena tirarse al agua para ir pronto al lado del Señor, con los Sacramentos de la Santa Iglesia Catòlica y de la mano del Magisterio.  

Josè Miranda, laico dominico. 

jueves, 9 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Lucas 24, 35_48
"¿Tienen aquì algo de comer?"

La vida carnal, humana, no debordada en pasiones o mitos de felicidad, es una vida cuya dignidad no se transfiere ni se pierde, es la dignidad que conlleva la dicha de ser hijos de Dios, a imàgen  y semejanza suya. Todo hijo merece cuidado, amor, atenciòn. Darle de comer. El alimento del cuerpo y del alma. 
Jesùs pide comida, para demostarles que era tanto hombre, ahora glorificado por su propia gracia, como Dios. Esta es la gracia que nos irrada a nosotros en el bautismo. Esta es la luz, fuente de la dicha de santidad. No es la mera comida, sino el gesto que, en su cuerpo humano, ha santificado a toda la Iglesia de los bautizados. Pero hay otro detalle interesante, y es que Jesùs busca de nueva cuenta a sus discìpulos, no los deja abandonados. Dios viene en rescate de su creatura, el hombre. 
Asì que, si has caìdo en algùn pecado mortal, no temas ni desconfìes, Dios no tarda en perdonarte y a nadie abandona, pues nos ha amado a tal extremo de dar a su propio hijo para el perdòn de nuestros pecados. 

¿Cuàl serà tu actitud en esta Pascua? Podrìa ser, ir y dar de comer el alimento de la esperanza, anunciando con tu vida que Cristo  ha resucitado a quien màs la necesite. 

Josè Miranda, laico dominico. 



martes, 7 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoh


Sn. Juan 20, 11_18

"Marìa Magdalena fue a anunciar"

Ante el asombroso encuentro entre Magdalena y Jesùs resucitado, ella se muestra dispuesta a cumplir la voluntad de su "Raboni", que quiere decir "Maestro". Ella està pronta y dispuesta a ir y anunciar la Buena nueva a los discìpulos de Cristo. Y nosotros, ¿tambièn estamos dispuestos a ir y anunciar al mundo que Jesùs ha resucitado? ¿A contar sus maravillas, las que ha hecho en mi vida y como va transformando la vida de mis hermanos?

Detengamonos un momento a pensar en còmo estàn nuestra predicación y testimonio. Recuerda que el llamado no es para "puritanos" sino para los pecadores, como lo fuera Magdalena. Es una invitaciòn al amor y a la conversiòn.  Pidamos al Señor esa luz que solo puede irradiar de su gracia para reconocerle en el hermano que sufre y tiene hambre, sed y se siente abandonado,  pero tambièn que podamos contemplarlo en su Cuerpo y Divinidad, presente en el Sacramento del Altar. . Magdalena no le reconoció sino hasta que, por el deseo del Señor, ella se dio cuenta de quien era èl. 

Josè Miranda, seglar dominico.

lunes, 6 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Sn. Mateo 28, 8_15

"Alegraos"

Es que la tristeza no tiene cavida en el alma de quien se sabe perdonado. Quien ha buscado con diligencia ha hallado su felicidad. Quien ha luchado merece su paga. Quien es justo, merece recibir justicia. Quien ha sido paciente, merece tener respuesta a sus plegarias. ¡Alegraos, hermanos! El Señor ha resucitado y su salvaciòn es para todos. Oremos con diligencia y sabiendo por la fe que somos los muy amados, ninguno de nuestros cabellos se ha perdido ni nuestras làgrimas han sido en vano. 

¡Alegraos y anunciad la Buena Nueva a todos!

Josè Miranda, laico dominico.

domingo, 5 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Por más que repitamos que la resurrección de Jesucristo es accesible solo a través de la fe nos gustaría encontrar argumentos que demostraran el hecho de la resurrección del Señor, algo que sirviera para fundamentar nuestra débil fe. El único hecho decisivo es precisamente la resurrección de Jesús, y tal hecho culmina el sentido de su encarnación, de su vida y de su muerte en la cruz. ¡La fe!
  • “Pasó haciendo el bien”

La fe es la única realidad que nos permite ir más allá de la cruz y descubrir el verdadero sentido de la vida y de la muerte del Señor. En la medida en que la fe ilumine nuestra mente y nuestro corazón podremos acercarnos a Jesús y establecer con él una relación personal.
Jesucristo no es un ser humano excepcional que pudiera ser comparado con otros, sino que el Señor es único, y no porque vivió en nuestro mundo y «pasó haciendo el bien», sino porque es el Hijo de Dios, aquel a quien Dios ha resucitado de entre los muertos. La resurrección de Jesús puede ayudarnos a comprender el sentido de su encarnación, una vida que no terminó con la muerte sino que dio inicio a una vida nueva, una gracia que participamos a través del bautismo.
  • “Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo”

El bautismo cristiano no es una superestructura para nuestra débil condición humana, sino más bien una gracia que nos regala la participación en la vida misma de Dios-Trinidad, una vida «divina».
La vida humana es limitada, experimenta el dolor, el mal, el egoísmo, el sufrimiento, la traición, el odio, la muerte, y esto por más sublimes que sean nuestras aspiraciones. La fe cristiana proclama que la única salida se llama Jesucristo, es decir, Jesucristo acogido en nuestra vida, aceptado como Señor, el único Señor de nuestra vida. Fue precisamente Jesús quien dijo a todos: «Si alguien quiere seguirme, que se niegue a sí mismo», es decir, deje de lado su «yo», o lo que es lo mismo, muera a su yo, se vacíe de su yo, porque solamente así podremos hacer espacio para acoger a Jesucristo en nuestro corazón, lo que significa experimentar que «es Cristo quien vive en mí».
Ahora bien, dejar que sea Jesucristo quien vive en nosotros implica que nos dejemos iluminar y guiar por su Espíritu, que tiene la misión de hacernos entrar decididamente en su órbita, la vida divina. Así entendemos la exhortación paulina: «Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo».
  • “Vio y creyó”

El «discípulo, a quien tanto quería Jesús», entró en el sepulcro vacío y «vio y creyó». Lo que «vio» con sus ojos fue que en el sepulcro no estaba el cuerpo de Jesús, sino «las vendas en el suelo». El creer del discípulo no fue causado por lo que vieron sus ojos, sino más bien por lo que vio su corazón (cf. Ef 1,18), ese «corazón que tiene razones que la razón desconoce».
Sabemos que el hecho de que el sepulcro de Jesús estuviera vacío no implica necesariamente su resurrección. La primera reacción de las mujeres fue pensar que «se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
María Magdalena creyó en la resurrección de Jesús cuando éste la llamó por su nombre. Hasta ese momento la Magdalena había tomado a Jesús por otra persona, y eso que le veía y oía el timbre de su voz. No bastaron los sentidos para creer en la resurrección de Jesús. Se necesita la experiencia personal, el encuentro personal, la vivencia del corazón. Esto es lo que los cristianos hemos de procurar, porque solamente una experiencia de fe, una vivencia de Jesucristo vivo suscita y alimenta nuestra fe.
Celebrar la Eucaristía es confesar nuestra fe en Jesucristo vivo, resucitado, realmente presente en medio de la comunidad cristiana. Tal presencia es la razón de nuestra alegría, la seguridad de la vida que nos espera, sencillamente porque Jesucristo ha vencido a la muerte. Jesucristo ha resucitado, ha resucitado realmente. Aleluya.

Feliz Pascua de Resurrección.

Fr. José Mª Viejo Viejo O.P.Fr. José Mª Viejo Viejo O.P.
Convento de La Virgen del Camino (León)

viernes, 3 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 18, 1_40. 19, 1_42
"Cuando estarè levantado sobre la tierra, atraerè todo hacia mì" (Jn. 12 32)

Hoy avanza la cruz, la creaciòn exulta; la cruz, camino de los descarriados, esperanza de los cristianos, predicaiòn de los apòstoles, seguridad del universo, fundamento de la Iglesia, fuente para los sedientes... Es una gran dulzura. Jesùs es conduciod a la pasiòn: es conducido al juicio de Pilato; a la hora sexta es flagelado; hasta la hora nona soporta los dolores de los clavos. Luego, la muerte pone fin a su Pasiòn. A la hora doce, es bajado de la ceruz; parece un leòn dormido.

Durante el juicio, la sibidurìa se calla y la Palabra no dice nada. Sus enemigos lo desprecian y los crucifican... Aquellos, a quienes ayer, el habìa dado su cuerpo como alimento, lo miran de lejos. Pedro, el primero de los apòstoles huyò el primero. Andrès tambièn se largò, y Juan, que descansaba sobre el pecho del Señor no impidiò que un solodado le traspasara el costado con una lanza. Los doce han desaparecido; no han dicho ni una palabra a favor de Jesùs, elos, por los que èl dio su vida. Làzaro no està allì, el que fue resucitado de la muerte. El cieno no ha llorado a aquel que le abriò sus ojos a la luaz, y el cojo que puede caminar gracias  a èl, no ha corrido tras Jesùs.

Sòlo un bandido, crucificado con èl, lo confiesa y lo llama su rey. ¡O, ladròn, primica de la cruz, primer fruto del arbol del Gòlgota...! El Señor reina, la creaciòn està llena de gozo. La cruz triunfa y todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos (Ap. 7, 9) vienen a adorar... en una sola Iglesia, una sola fe, un solo bautismo en la caridad. La cruz se levanta en el centro del mundo, fijada sobre el calvario.

Homilìa atribuìda a Sn. Efrèn (hacia 306_373), diàcono en siria, doctor de la Iglesia.

jueves, 2 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Juan 13, 1_15
"Tomando la copa... les dijo: Esta es la copa de mi sangre... derramda por muchos para la remisiòn de los pecados" (Mt. 26.28)

Oh, Amor inestimable! Revelando tus secretos me has dado el remedio dulce y amargo a la vez que me cura de mis enfermedades, que arranca de mi ignorancia y de mi negligencia. Reanima mi esfuerzo y me llena de un deseo ardiente de refugiarme en tì. Me has mostrado tu bondad y los ultrajes quehas sufrido de parte de todos los hombres, entre ellos de los ministros sagrados. Me haces llorar sobre mì misma, pobre pecadora, y sobre los que viven miserablemente, màs muertos que vivios, tù que eras la bondad infinita... Te pido insistentemente: ten misericordia del mundo y de tu Iglesia santa!

Oh, pobre de mì, mi alma està adolorida a causa del mal que he cometido. No tardes, Seños, a hacer misericordia al mundo, accede a cumplir los deseos de tus servidores... Desean la sangre por la que has lavado la iniquidad y borrado la mancha del pecado de Adàn. Esta sangre nos pertenece, ya que en ella no ofreces un baño. Tù no quieres ni puedes negarla a quien te la pide sinceramente. Da, pues, el fruto de esta sangre a tus criaturas... Por esta sangre, te piden que tengas misericordia de este mundo.

Sta. Catalina de Siena (1347_ 1380), Terciaria Dominica, Doctora de la Iglesia, Copatrona de Europa.

miércoles, 1 de abril de 2015

Comentario del Evangelio de hoy

Sn. Mateo 26, 14_25
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntò_ "Serè yo, Maestro?". "Tù lo has dicho", le respondiò Jesùs.

Me viene a la mente la bella oraciòn de Sn. Felipe Neri: "Señor, guàrdame, porque puedo traicionarte peor que Judas". Esta frase nos recuerda al Publicano y el Fariseo. El primero pedìa perdòn a Dios de rodillas, mientras el segundo, agradecìa por no ser como "esos pecadores". Todos podemos entregar a Jesùs, aun por menos de 30 monedas de plata. Si recordamos un poco de historiografìa, a Josè hijo de Jacob, sus hermanos lo vendieron por 30 monedas tambièn. Es que el hombre es capaz de negociar los bienes eternos por bienes pasajeros cual si fueran propios, como la gracia santificante, ofertada a cambio del pequeñìcimo instante que nos traen el placer por el pecado. No valorar lo justo y pretender que los medios ilìcitos nos llevaràn a puerto seguro, es una verdadera insensatez digna de seres no racionales. A quienes màs les valdrìa no haber nacido, a esto se le llama hipérbole o exagerciòn. Estamos a las puertas del Triduo Pascual, conviene orar y reflexionar sobre la propia vida y los momentos en que nosotros tambièn hemos vendido al Señor, sustituyèndo su amor por cualquier cosa contingente. Y recordemos que todos somos pecadores y necesitados del Señor. 

Josè Miranda, laico dominico.