"Yo soy el pan de Vida. El que viene a mì jamàs tendrà hambre, el que cree en mi jamàs tendrà sed".
Yo soy (Yahvè), dice Jesùs, el pan bajado del cielo, que da el Padre. Vino al mundo y fue puesto en el pesebre, lugar donde comen las bestias, nace en Belèn (la ciudad del pan), celebra la ùltima cena instityendo la Eucaristìa, con vino y pan, y los discìpulos de Emaùs lo reconocen partiendo el pan. ¿Casualidad? nunca. Màs una crìtica narrativa. Pero està claro que el Señor habla de sì mismo y nos anuncia la dimensiòn salvìfica presente en sus Sacramentos, confieza que es èl y no un "pudiera ser" ni una representación, sino su presencia real y plena en el vino y el Pan, que da la vida eterna.
La pascua es una oportunidad maravillosa para revalorizar estos misterios y nuestra vida de fe, para pasar de catòlicos "calienta bancas" a autèntidos testigos de Jesucristo.
Josè Miranda, laico dominico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario