Sn. Juan 3, 16_21
“El versìculo de oro".
En esto consiste el juicio:
Creer en Jesucristo, luz del mundo, y obrar conforme a la verdad, poniendo de manifiesto que lo hacemos en Dios.
Y por el contrario, empecinarnos en el mal, alejarnos de la luz de la verdad, apartarnos libre y racionalmente de los sacramentos de la Iglesia Catòlica; dando un "no" definitivo al amor de Dios, ahi estarà nuestra nuestra condenaciòn.
En sìntesis, si tenemos fe y actuamos conforme a la Verdad, tendrèmos la Vida Eterna, de lo contrario, irèmos a la condenación, y todo por nuestras libres elecciones.
Dios no quiere que nadie se condene, pero queda en nosotros, seres racionales, tomar una buena decisiòn. Y para hacerlo necesitamos sanar la conciencia, ir de la mano de la Iglesia, Madre y Maestra, de su Sana Doctrina (que son las Enseñanzas del Magisterio), debidamente bautizados, tomando el alimento de la Celebraciòn dominical, acompañado de la Confesiòn.
Josè Miranda, laico dominico.
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