"¿Tienen aquì algo de comer?"
La vida carnal, humana, no debordada en pasiones o mitos de felicidad, es una vida cuya dignidad no se transfiere ni se pierde, es la dignidad que conlleva la dicha de ser hijos de Dios, a imàgen y semejanza suya. Todo hijo merece cuidado, amor, atenciòn. Darle de comer. El alimento del cuerpo y del alma.
Jesùs pide comida, para demostarles que era tanto hombre, ahora glorificado por su propia gracia, como Dios. Esta es la gracia que nos irrada a nosotros en el bautismo. Esta es la luz, fuente de la dicha de santidad. No es la mera comida, sino el gesto que, en su cuerpo humano, ha santificado a toda la Iglesia de los bautizados. Pero hay otro detalle interesante, y es que Jesùs busca de nueva cuenta a sus discìpulos, no los deja abandonados. Dios viene en rescate de su creatura, el hombre.
Asì que, si has caìdo en algùn pecado mortal, no temas ni desconfìes, Dios no tarda en perdonarte y a nadie abandona, pues nos ha amado a tal extremo de dar a su propio hijo para el perdòn de nuestros pecados.
¿Cuàl serà tu actitud en esta Pascua? Podrìa ser, ir y dar de comer el alimento de la esperanza, anunciando con tu vida que Cristo ha resucitado a quien màs la necesite.
Josè Miranda, laico dominico.
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