martes, 10 de febrero de 2015

Comentario del Evangelio de hoy


Sn. Marcos 7, 1_13
"Comìan con las manos impuras".

Sin lavar... los fariseos y judìos en general no comen sin lavarse cuidadosamente las manos, siguiendo la tradiciòn de sus antepasados. Muchas veces, nuestros pueblos usan la llamada "devociòn popular", al grado de valer màs que la misma liturgia. 
Una devociòn debe ser cristocèntrica y girar entorno de la Iglesia y sus preceptos. No por mucho ir detràs de la imàgen del santo te redimes de tus culpas, pudiendo ir al confesionario. Ni por poco veneralo te condenas si no tienes a Jesùs Sacramentado en tu vida. Un verdadero santo jamàs estarà peleado con llevarnos a Cristo. Marìa lo demuestra_ "hàgan lo que èl les diga". Jesùs advierte esto, no cambiar los preceptos de Dios y de su Iglesia por los nuestros. Tener una devociòn no es malo, pero tenerla sin saber de què se trata, no es cuerdo. Nuestros abuelos nos enseñaron mucho de la fe, como ir a misa en domingo, incarnos, rezar el Rosario, amar a la Virgen, y un gran etc. Pero jamàs nunca nos dijeron que te arrodillaras ante una imàgen y le adorases. Al menos mi abuela asì me educò. 
En la liturgia existe algo llamado "Jerarquía de verdades". Muchos creen que la hora Santa, es màs importante que la misa dominical. O que puedes comulgar en pecado mortal con la "recta intenciòn" de confesarte, y no pasa nada. Partiendo de estas cosas es posible pensar que la ley, inluso la humana, se puede acomodar a nuestro antojo. De cierto no todas las tradiciones son indebidas, si se viven en la fe cristiana y consciente de las exigencias que èstas conllevan. Someter la ley a nuestro parecer y esperar beneficios nos obligarìa a agradecerle a quien nos roba, extorciona y asesina. 

¡Cuidado!, que Satanàs os ha pedido para cribaros. 


Josè Miranda, laico dominico

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